Proclaman Evo Morales candidato presidencia de Bolivia

Proclaman Evo Morales candidato presidencia de Bolivia

LA PAZ (AFP).- Evo Morales, líder indígena y enemigo de las políticas neoliberales, fue proclamado como el candidato presidencial de un conjunto de organizaciones de Bolivia para la elección de diciembre próximo, en la que enfrentará al ex presidente Jorge Quiroga y al empresario Samuel Doria.

   Morales fue formalmente postulado el domingo a la primera magistratura de Bolivia en la ciudad de Cochabamba, cerca del Chapare, su base política de 30.000 familias de indígenas cocaleros pobres.

   Recién la víspera, a cuatro meses y cuatro días de la elección presidencial, legislativa y de gobernadores provinciales, puso en marcha su maquinaria electoral convencido de que «ha llegado el momento histórico» para que un indígena gobierne este país andino de población mayoritariamente aborigen.

   Acusado por Estados Unidos de narcotraficante y ahora último en recibir influencias de los presidentes izquierdistas de Cuba, Fidel Castro, y de Venezuela, Hugo Chávez, el cocalero arrancó su campaña con 15% de popularidad, de acuerdo con encuestas privadas.

   Aunque Morales ocupa el tercer lugar en las preferencias ciudadanas, 7 puntos por debajo del ex presidente derechista Quiroga (22%) y uno del empresario cementero Doria Medina (16%), concentra de todas formas poco más de diez puntos más que al inicio de la campaña de 2002, cuando progresó hasta reunir casi 22% de la votación total y pelear en su calidad de segundo la presidencia de la República.

   Morales tiene posibilidades «muy parecidas a las del 2002, un electorado fijo en área rural», radicado principalmente en poblaciones andinas indígenas o mestizas pobres de los Andes bolivianos, según el analista independiente Marcelo Varnoux.

   Pero su reto estriba en conquistar amplios sectores de clase media y estamentos empresariales, que lo apoyaron en las elecciones de junio de 2002.

   Su potencial caudal electoral «va experimentar retroceso en el área urbana, porque se asocia la imagen de Evo Morales a la extrema izquierda y a los bloqueos que perjudicaron (económicamente en los últimos cinco años) no sólo a la clase media, sino (también) a estratos populares», agregó.

   Este aspecto parece haberle creado dificultades para encontrar en Santa Cruz -la pujante región liderada por una célula empresarial terminantemente opuesta a su política antiliberal y caracterizada por cortes de ruta- un candidato de línea a vicepresidente que lo acompañe en los comicios de diciembre.

   Es en Santa Cruz donde Doria Medina ya encontró un compañero de fórmula, el dirigente civil Carlos Dabdoub, y donde Quiroga, su principal adversario, también bucea en procura de hallar otro a su medida que cumpla con el indispensable requisito del equilibrio regional.

   Considerado por 25 de cada 100 bolivianos el hombre más poderoso de Bolivia, que no quiere decir necesariamente popular, Morales intenta articular en torno suyo un frente amplio de izquierda, cada vez con crecientes dificultades.

   En repetición calcada de la histórica debilidad de la izquierda boliviana, la dispersión, sus potenciales aliados han resuelto competir con él antes que respaldarle.

   Es el caso del jerarca agrario Felipe Quispe y del alcalde progresista de la ciudad quechua de Potosí (sur), René Joaquino, a quien se mencionó insistentemente como su «ideal» compañero de fórmula.

   También del líder sindical Jaime Solares que, lo mismo que los dos anteriores, está a punto de presentar su candidatura a la presidencia de Bolivia, a donde ningún indio boliviano ha llegado jamás en 180 años de historia.

   «El Evo» o «Don Evo», como le llaman y reverencian sus allegados o «el bloqueador» como le denostan sus enemigos políticos, intentará dar el martes un campanazo publicitario.

   En el remoto y paupérrimo pueblo andino donde nació hace 45 años, lanzará una proclama de su legado político antineoliberal, antiimperialista y antioligárquico.

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