Procomunidad dota de escuela a 700 alumnos Los Alcarrizos

Procomunidad dota de escuela a 700 alumnos Los Alcarrizos

POR MARIEN ARISTY CAPITAN
EL PARAISO, Los Alcarrizos.- Tras cinco años esperando por un plantel, los 700 estudiantes de la Escuela Básica El Paraíso dejarán atrás el patio de la fundición de metales en la que recibían docencia: ahora cuentan con cuatro aulas que fueron construidas por el Fondo de Promoción a las Iniciativas de la Comunidad (Procomunidad).

Aunque agradecen que esta gestión de Procomunidad terminara la escuela que fue iniciada por la institución en 2003, los moradores de la zona afirman que estas cuatro aulas no son suficientes para albergar a los más de cuatro mil infantes que residen en los cinco sectores que rodean a la escuela: La Piñita, Las Mercedes, La Lotería, La Sabana y Canaán.

Así lo aseguró el presidente de la asociación de padres y amigos de la escuela, Edelmiro Mejía Peguero, quien estableció que al menos 450 infantes se quedaron fuera de las aulas porque no pudieron ser inscritos. “Estos niños no irán a la escuela, se quedarán vagando en las calles”, dijo Mejía Peguero.

Tras indicar que los profesores tuvieron muchos problemas con los padres de los menores que se quedaron en lista de espera, Mejía explicó que necesitarían al menos cinco aulas más para dar respuesta a los niños que tienen en el plantel.

Es que con tres aulas de básica, un aula de preescolar, una biblioteca, una dirección y dos baños es poco lo que puede hacerse: ni siquiera pueden impartir el octavo grado. Pese a ello, Mejía Peguero asegura que este es el mayor logro de la comunidad.

¿El sueño? Contar con un liceo en el que puedan estudiar los jóvenes del sector, puesto que actualmente deben trasladarse a los liceos Buena Nueva o Juana Saltitopa, que están a dos kilómetros de El Paraíso.

Esto se traduce, explica Mejía Peguero, en que los estudiantes tienen que pagar dos motores de RD$20 para ir y volver de la escuela. En caso de que los padres no dispongan de ese dinero todos los días, lo que sucede con frecuencia, deben caminar al menos durante 45 minutos para llegar hasta. Al salir, por supuesto, tienen que volver a hacerlo.

 UNA HISTORIA DIFICIL

La historia de esta escuela no es ajena para el periódico HOY: el 29 de enero de 2003 se publicó el primer reportaje en el que se contaba cuál era la realidad de un plantel que por aquellos días no era más que una oscura rancheta que fue levantada por la comunidad con planchas de zinc, madera terciada y plywood.

En esas condiciones la escuela fue oficializada y, en la campaña presidencial de 2000, la entonces candidata a vicepresidenta, Milagros Ortiz Bosch, prometió que construiría la escuela.

De esa promesa quedaron los planos y el presupuesto para una magnífica escuela que tendría 16 aulas. No fue hasta septiembre de año 2003, sin embargo, que la rancheta fue demolida para dar paso a la construcción del plantel.

Aunque la construcción de la obra inició formalmente el 5 de octubre de ese año, no fue hasta ahora que estuvo lista. Eso implicó que, aunque se supone que sólo estarían allí durante tres meses, los estudiantes recibieran docencia durante tres años en el patio de una fundación de metales.

Hoy, tras dejar esa fundición, el reto será encontrar un mecanismo para albergar a todos los estudiantes. La solución podría ser, tal como confió el director del platel, Luis Antonio Forch, levantar algunas enramadas o dividir algunas aulas. Es decir que, aunque acaba de inaugurarse, pronto esta escuela podría estar arrabalizada.

HABLAN  PROCOMUNIDAD Y EDUCACION

Al explicar el porqué del retraso de la obra, José González Espinosa, director de Procomunidad, estableció que la escuela fue contratada por la gestión anterior pero el ingeniero que tenía el contrato cobró una parte del dinero pero nunca terminó los trabajos.

Pero no fue hasta hace poco más de tres meses que la comunidad se puso en contacto con González Espinosa, quien visitó la escuela y ordenó que se continuara con la construcción. Fue entonces que descubrieron que el contrato estaba en “rojo”.

“Hicimos el compromiso, tal como es la vida, de comernos la dificultad de bocao a bocao que no era posible construir las ocho aulas porque habíamos recibido en rojo la institución con 27 millones de pesos y el contrato para esta escuela estaba absolutamente en rojo y sólo encontramos unas zanjas que eran criaderos de mosquitos”.

Pese a ello, el contrato se rescindió y la escuela se levantó en tres meses. Lamentablemente, a falta de recursos, no pudieron construir ocho aulas sino tres. En cuanto tengan recursos, prometió González Espinosa, harán el resto.

Así lo prometió también Fausto Mota, subsecretario administrativo de Educación, quien sostuvo que ambas instituciones buscarán una solución.

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