El procurador general Víctor Céspedes Martínez calificó como «descomunal y desafiante» el crecimiento de la delincuencia, situación que según dijo, obliga en ocasiones a los agentes policiales a utilizar sus armas para repeler las agresiones que les hacen incluso con metralletas automáticas.

Sin embargo, Céspedes Martínez alegó que las autoridades respetan los derechos constitucionales de los ciudadanos.

«Bajo ninguna circunstancia nosotros aceptamos la violación de los derechos humanos», apuntó.

Empero, dijo, que cuando se producen refriegas entre la Policía y grupos de criminales organizados «los agentes tienen que defenderse”, porque se trata de hombres «armados hasta los dientes, atacando sin piedad a quienes persiguen el crimen».

El Procurador hizo referencia a la forma violenta de operar de una banda en Villas Agrícolas denominada «Los Mangú», integrada por adolescentes.

Manifestó que esta pandilla que dirige una persona que alegadamente se desplaza «con 14 adolescentes alrededor de él, armados con metralletas, de modo que policía que les pasa cerca es atacado a tiros», aunque admitió que en ocasiones se producen casos censurables que obliga al Ministerio Público a recomendar sanciones drásticas.

Indicó que la Policía, como responsable de mantener el orden público y auxiliar de la justicia, «está empeñada en hacer su trabajo, además de que todo policía quiere vivir tranquilo en su barrio», pero que muchas veces tienen que actuar, a pesar de que también hay agentes que delinquen.

«La Policía de ayer no es la Policía de hoy, la Policía actual es diferente», dijo.

A su juicio la institución del orden merece el apoyo de la comunidad y de los medios de comunicación, a pesar de que reconoció el derecho que tienen los hombres y mujeres que hacen opinión pública de criticar las malas acciones de los agentes. El funcionario habló durante una tertulia con la matrícula del Círculo de Cronistas Políticos (CCP), en un restaurante de la Capital.

[b]DESCONGESTIONAR CÁRCELES[/b]

De otro lado, Céspedes Martínez, garantizó que seguirá trabajando para lograr el descongestionamiento de las cárceles del país, lo que define como uno de sus logros, porque «hemos decidido darle salida a los reos enfermos», al tiempo que en los recintos penitenciarios sólo hay 2,800 condenados, mientras 11,000 nunca han recibido la primera sentencia en los tribunales apoderados.

Indicó que como hombre sensible y con una visión acabada de lo que es la familia, asiste a los reclusos para aliviar el dolor de madres, esposas e hijos. «Tengo que ser solidario con los presos y con sus familiares. Por es que cuando encuentro una persona enferma, una persona que tiene mucho años presa sin ser enjuiciada, tomo las medidas de lugar inmediatamente», añadió.

«Por eso hemos indultado a más de tres mil hombres y mujeres, de los cuales es muy mínimo el número que ha delinquido de nuevo», dijo. Y sostuvo que para evitar el beneficio del indulto a favor de un reo que pueda caer de nuevo en el crimen fue reestructurada la comisión responsable de evaluar a los candidatos, a la cual fue integrado el sacerdote Rogelio Cruz y un miembro de los medios de comunicación.