Producción de dióxido de carbono

Producción de dióxido de carbono

El mayor malhechor, responsable de calentamiento global, es el CO2. No obstante, hay otros que en menor cuantía influyen, sin embargo, la diferencia entre la influencia del dióxido y los demás es tan grande que nos concentraremos en ése.

La primera pregunta que se me ocurre es: ¿Por qué hay tanto CO2? ¿De dónde sale? Si queremos contestarla resumidamente podemos decir que cualquier combustión genera anhídrido carbónico pero desde luego, el asunto no se queda ahí. Veamos paso a paso.

Combustión es básicamente la oxidación (¡oxigenación!) de “algo”, si ese “algo” es un material de origen fósil, como son el petróleo y sus derivados, constituidos por lo que se ha dado en llamar cadenas de carbono, no hay que buscar más, se oxida el carbono y voilá sale el CO2, como del sombrero de un mago, si lo que sale es CO, no tiene que ir muy lejos para encontrar pareja de O en la atmósfera. Esta fuente de producción de dióxido es sin dudas la más importante de todas las que veremos, de ahí que se hayan limitado, mediante reglamentaciones, las emisiones de vehículos, de chimeneas industriales y de procesos industriales en sí. Es bueno ver la combustión no como una forma aislada, sino un fenómeno que produce calor, entonces, donde se produce calor se genera CO2.

Esto es tamaño problema porque hay lugares donde no se sobrevive sin calor. Detallemos un poco más lo precedente y ampliemos algunos conceptos manteniendo la atención sólo en los más influyentes para comprender mejor la complejidad del problema. En la República Dominicana, por ejemplo, hay abundancia de carbonato de calcio (CaCO3), es decir, caliche y piedra caliza, estos reaccionan con un ácido para dar CaCO3 que luego se descompone en agua y CO2. Es el fenómeno que subyace todo el fenómeno cárstico cuyas cavernas y canales bien conocemos pero además, es el de amplios procesos industriales.

La producción de cal viva, CaO, al calentar el carbonato de calcio, es otra fuente. La combustión de gases como el metano principal componente del gas natural, del biogás, asimismo, la de carbón mineral y madera.

El metabolismo del azúcar con levadura para producir entre otras: Cerveza, vino, güisqui, alcoholes. También producen CO2 los organismos aeróbicos cuando oxidan carbohidratos y grasas. La respiración de las plantas, animales y microorganismos.

Afortunadamente, las plantas consumen más CO2 durante la fotosíntesis, en la producción de azúcar que usan como alimento que el que emiten.

Los párrafos anteriores nos llevan a la conclusión que es imposible dejar de producir CO2, por tanto, el problema se circunscribe a dos alternativas: Una, producir menos y la otra absorber o almacenar la mayor parte del CO2 generado. La primera es obvia y la tratamos en la entrega anterior.

En e1 caso de la segunda alternativa, absorber o almacenar CO2, la más interesante, elegante y sencilla es la arborización de ciudades y campos o lo que es igual: impedir la desaparición de árboles, bosques y zonas verdes.

Alternativas más sofisticadas se estudian científicamente y van desde “enterrar” el CO2 en el subsuelo o en capas profundas de mares y océanos, hasta el uso de rocas y otros materiales que lo absorben. Como una forma de esconder el bulto, se han creado mercados nacionales e internacionales de CO2 en los cuales industrias y países que sobrepasan sus límites les compran toneladas de CO2 a los que tienen un margen disponible, así nace en Chicago Climate Exchange, CCX, y e1 European Climate Exchange, ECX.

El monto de las transacciones anuales en esos mercados suma actualmente del orden de los 40 millardos de dó1ares, suma nada despreciable que continuará aumentando.

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