Productividad y crecimiento de la economía

Productividad y crecimiento de la economía

POR JULIO AYBAR
¿Qué papel juegan la tecnología, el capital humano, el ordenamiento institucional, la estabilidad macroeconómica y las inversiones de capital, entre otros factores, en el crecimiento económico? 

En la búsqueda de una mayor compresión de los elementos explicativos de la productividad y, por tanto, del crecimiento, la investigación pone cada vez más énfasis en el estudio de los indicados factores, dada la trascendencia del crecimiento para mejorar las condiciones materiales de vida.

En relación con el conjunto de variables señaladas, algunos estudios tratan de evaluar el impacto individual de cada una sobre el crecimiento,  mientras que otros lo hacen de manera global, comparando  su aporte a la productividad con los correspondientes a los factores clásicos de la producción : el capital y el trabajo.  El propósito de este artículo es revisar algunos resultados de esta última modalidad, en investigaciones realizadas en diferentes regiones y países, incluyendo el nuestro.

Los trabajos que evalúan el crecimiento económico a través de la productividad de los factores de la producción, parten de una función en la cual el trabajo, el capital y el denominado factor total constituyen las variables explicativas. Mientras los dos primeros son ampliamente conocidos, el factor total recoge la contribución que hacen a la productividad  elementos como los señalados en la interrogante arriba planteada. Se trata de una medida de la capacidad de una economía de generar más productos usando una cantidad fija de insumos.

Cuando se analizan los estudios sobre productividad se comprende mejor el éxito de determinadas economías y la falta de avance de otras.  La parte A del cuadro anexo, que cubre el período 1960/2000, ofrece una explicación, en términos de productividad, de la rápida expansión de China y los demás países del Este de Asia así como el insuficiente desenvolvimiento de los países africanos ubicados al Sur del Sahara y el comportamiento moderado de América Latina..  Se puede observar que la tasa de crecimiento de la productividad per cápita de nuestra región, 1.1%, no llega a la mitad de la tasa mundial ni a la cuarta parte de la correspondiente a China y a los países del Este de Asia.

Como parte de la explicación a la situación descrita, el aporte del capital al crecimiento de la productividad en  América Latina, aunque importante en términos relativos,  sólo constituye el 50% de la contribución mundial, en términos absolutos, lo que pone en evidencia el déficit de inversiones en la región.  El desempeño de la zona es aún más desalentador en lo que se refiere a la tasa de crecimiento de la productividad del factor total, la cual alcanza  apenas el 22% de la contribución registrada a nivel mundial, debido al limitado nivel de las inversiones en tecnología, en capital humano, estabilidad macroeconómica, ordenamiento institucional y otros factores similares.

Cuando se avanza en el entendimiento de la escasa importancia de la productividad del factor total en América Latina en el período 1960-2000, se destaca que mientras  se produce una favorable evolución política desde regímenes dictatoriales a democracias electorales, se carece, en ambos casos, de programas de largo plazo, con metas claras, dotación de recursos, supervisión profesional y redención de cuentas. El carácter asistencialista de nuestra democracia ha conducido a un débil arreglo institucional, reducida tasa de inversión de capital, limitado avance tecnológico, un ciclo recurrente de estabilidad-inestabilidad macroeconómica generador de incertidumbres, magros avances para superar la pobreza y la desigualdad, entre otros elementos no propiciadores de la productividad y, por tanto, del progreso económico y social.

En comparación, los países del Este de Asia fueron capaces de articular planes que favorecieron las actividades exportadoras a la vez que protegían el mercado local; propiciaron elevados niveles de inversiones de capital y supieron asimilar tecnologías desarrolladas en los países industrializados. En el tránsito de las dictaduras a la democracia se respetaron las líneas maestras de los programas de desarrollo, y se fortalecieron el ordenamiento institucional y las inversiones en el capital humano.

Estudios que cubren períodos más recientes, los años 90, continúan resaltando las fortalezas de los países asiáticos. La tasa de crecimiento de la productividad, exceptuando a Filipinas, superó el 5.5% anual como puede observarse en el apartado B del  cuadro, por lo que el ingreso per cápita más que se duplicó entre los años 1980 y 1995. La tasa de crecimiento de la productividad del capital  en el período 1991/96  contribuyó con el 41% de la productividad por trabajador, mientras que la del factor total hizo una contribución similar

Por otro lado, durante el mismo período de principios de los años 90, los países ubicados al Sur del Desierto Sahara tuvieron una productividad per capita del orden del 2.1%, la cual mejoraron sustancialmente hasta elevarla al 3.6% en el período 1997/2002, según se observa en la parte C del cuadro. Ya en este último período, la productividad del factor total hace una importante contribución de 22% al crecimiento de la productividad por trabajador.  En la medida que se han ido superando los conflictos políticos y avanzan las reformas estructurales, mejora el desempeño de la economía de la zona. Sin embargo,  todavía estos países no han alcanzado la mitad del objetivo de crecimiento establecido para sacar de la pobreza extrema, hacia el año 2015,  al 50% de las familias que viven en esa situación,  según metas del programa del milenio de las Naciones Unidas.    

EL CASO DOMINICANO

En términos del comportamiento de la productividad por trabajador y de los elementos que definen la productividad del factor total, nuestro país presenta los típicos resultados de América Latina.  Estos resultados para el período 1973/98 aparecen en la parte D del cuadro y muestran una pobre contribución del factor total a la productividad, con excepción del sub período 1992/98. La aplicación de una política económica alejada de las reglas del mercado unida al clima de inestabilidad  social y política, entre otros factores, durante gran parte del sub período 1973/82,  así como la profunda crisis económica de la segunda parte del sub período 1983/91, son causas explicativas del desacertado aporte del factor total a la productividad del país.

Sólo en el período 1992/98, el país exhibe una contribución del factor total a la productividad de la economía calificable de significativa. En este período se implementó un importante  programa de reformas estructurales que propiciaron una mayor apertura de la economía y un avance significativo en la introducción de la reglas del mercado.

En lo referente a las políticas públicas, el déficit fiscal se redujo apreciablemente desde un porcentaje superior a 5 puntos del PIB en los años 80 a una tasa apenas mayor al 1% en los 90, lo que favoreció una expansión mesurada de los agregados monetarios y la consolidación de un ambiente macroeconómico de estabilidad.  Estos elementos crearon las condiciones para un resurgimiento de las inversiones y el crecimiento económico, a la vez que el país avanzó en el orden institucional principalmente en lo que respeta a la administración de justicia. Es la conjugación de estos elementos lo que facilita que el factor total haga una contribución del orden del 38% a la productividad de la economía.

Aunque no se dispone de estudios recientes sobre  productividad, la profundidad de la  crisis sufrida por el país en los últimos dos años permite avanzar la hipótesis de que se ha producido un agudo deterioro tanto en la productividad de la economía como en la contribución del factor total.  El nuevo clima de estabilidad, la disciplina en las finanzas públicas y las reformas estructurales que contempla el acuerdo con el FMI, deberían reencausar el país por los senderos del crecimiento conquistado en la década pasada.

Un elemento de singular importancia en los estudios sobre productividad y crecimiento económico es la participación de la retribución al capital en el ingreso generado por la economía.   En los países asiáticos señalados en la parte B del cuadro, esta participación se ubica entre el 29 y 34%, constituyendo la parte completiva del 100% la alta participación del trabajo. En los países africanos, la compensación al capital alcanza una participación en el orden del 35 al 43%; mientras que en América Latina la misma se ubica entre el 52 y el 72%, colocándose la de nuestro país en el 63%, quedando como pago al trabajo el reducido porcentaje que completa el 100%.

Es por las indicadas razones que la contribución del capital  a la productividad en América Latina y en el país estén entre las mayores del mundo. Dichos valores confirman el señalamiento de que América Latina es la zona del mundo de más alta desigualdad en la distribución del ingreso, lo que valida la idea de que en nuestra región no se deberían separar los esfuerzos del crecimiento de los que tienen como norte la reducción de la pobreza y la redistribución del ingreso.

-El autor es economísta

Publicaciones Relacionadas

Más leídas