El banquero y productor agrícola Carlos Castillo Ramírez aseguró ayer que en sucesivos gobiernos, la población dominicana ha contemplado con estupor la permisividad de muchas autoridades de callar y mirar hacia otro lado ante la arrolladora y hasta ahora imparable invasión pacífica al territorio nacional por parte de haitianos en ilegalidad.
Una nota expone que durante el acto de presentación de su novela “Raíces sin derechos, dominicanos rozando la apatridia”, refiere en su obra toda clase de vicisitudes por las que atraviesan los haitianos que vienen al país.
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El autor dijo que la entrada sucede día tras día, sin que los encargados de velar por la seguridad fronteriza y las otras autoridades hagan su trabajo, “y cuando de forma limitada lo hacen para producir repatriaciones de ilegales, ejercen su autoridad aplicando un trato vejatorio a los apresados”.
El docente universitario calificó de indignantes, arbitrarias e irregulares las redadas contra inmigrantes haitianos que ejecuta el Gobierno mediante la Dirección General de Migración, intensificadas desde comienzos de octubre.
Afirmó que por ese “mirar hacia otro lado” es que la frontera ha sido convertida en un negocio lucrativo.
“Sabemos que la frontera es permeable por muchos lugares, y aunque tiene bastante presencia militar para su control, el cruce ilegal de haitianos continúa y crece cada día que pasa, aunque las noticias que en este sentido se difunden por los medios de comunicación ligados al poder político tratan el tema sin la seriedad y profundidad necesaria”, expresó.
Dijo que muchas veces se pregunta si la actitud de las autoridades, de hacer muy poco para controlar la migración ilegal, y en algunos casos, hasta de no hacer nada al respecto, es interesada, perniciosa o solo desidiosa.
También cuestionó si es que los funcionarios responsables de solucionar ese gran problema no hacen el esfuerzo necesario de repatriar de manera masiva a los ilegales, con similar virulencia a la que usan al entrar por la frontera.
“Esos funcionarios, aún sabiendo que actúan en desmedro de la nación dominicana, aceptan las presiones ejercidas por autoridades de varios países del primer mundo que les instan a ser tolerantes con esa ilegal ocupación territorial, laboral y de servicios, pues no quieren que esa migración indeseada se traslade a sus territorios”, afirmó.