La Cooperativa de Vitivinicultores del Valle de Neyba (Coopevine) solicitó al presidente Danilo Medina construir el edificio que albergará los equipos de la planta procesadora que funciona en el Valle de Neyba, que fue donada por la cooperativa italiana de Marchena a los productores de uva de esa región.

Uno de los miembro de Coopevine, Wilson Díaz, dijo que cuando se firmó el convenio uno de los requisitos era hacerlo a través de la cooperativa, pero esta no estaba constituida y aunque se formalizó el Estado no le ha entregado la planta física a los productores.

Explicaron que hoy en día ese sector está en decadencia, ya que eran más de 600 productores y ahora solo hay 250 y solo en el Valle de Neyba había 7 mil tareas sembradas.

Dijo que cuando trajeron la planta procesadora vino acompañada de 32 variedades de uvas para hacer cruces con la criolla, pero no se ha explotado esa posibilidad.

Aseguró que si se brindara apoyo económico a los productores, el país no tuviera que importar más de cinco tonelada de uvas fresca anual, lo que representa unos US$10 millones.

Lo mismo ocurre con el vino, ya que se importa más de 10.5 millones de litros, superior a los US$31.5 millones, dinero que el país se ahorraría si se apoya a los productores de uva.

Precisaron que para mejorar la calidad de la fruta se necesita invertir en la mejoría de los cultivos y técnicas de producción e investigación. Señalaron que el 10% de la producción que se utiliza en la elaboración de vinos y mermeladas, otra para la comercialización y la gran mayoría se pierde en las fincas por falta de una estructura eficiente que le permita a los productores obtener más beneficios.