Productores de uvas atribuyen la disminución del cultivo a la falta de apoyo gubernamental

Productores de uvas atribuyen la disminución del cultivo a la falta de apoyo gubernamental

La falta de apoyo estatal ha puesto en riesgo el cultivo de uvas en la provincia Baoruco, ya que su producción ha disminuido de seis mil tareas que se cosechaban en la década de 1990, a menos de 900 tareas en la actualidad.

A la crítica situación por la que atraviesa el producto, ícono de esta provincia, los productores añaden la deuda de RD$15.5 millones que contrajo el pasado Gobierno, a través del Plan Social de la Presidencia y del Instituto Nacional de Estabilización de Precios (INESPRE) y que datan de los años 2009 y 2019.

Algunos de los 200 productores que luchan por mantener la producción de lo que otrora constituyó la principal fuente de la economía de la zona, se han visto precisados a abandonar su cosecha por falta de recursos económicos para adquirir la materia prima necesaria y a plantar otros frutos en el terreno para sobrevivir.

Un organismo fallido. El Instituto Nacional de la Uva (INUVA) fue creado el 15 de julio de 1998 para dar asistencia técnica a los vitivinicultores, protegerlos y establecer las políticas para su desarrollo.

Para el productor Orlando Medina este organismo ha sido un fracaso porque en 20 años de operaciones no ha llenado mínimamente las expectativas, ya que más del 60 por ciento de su presupuesto se destina a nómina.

En 2016, el entonces presidente Danilo Medina se comprometió a otorgar RD$86 millones en préstamos para los productores, pero todo quedó en promesas.

“Pero solo nos usaron con fines políticos, jamás erogaron un centavo y de cinco municipios que producían uva solo quedan dos y en estado crítico”, narró Francisco Díaz, dirigente del municipio de Galván mientras detallaba la situación al diputado Pedro Martínez, que visitó el fin de semana el municipio de Neiba para conocer la realidad de los productores de uvas.

Efectos de la sequía. Otro elemento que se añade a las dificultades que enfrentan los vitivinicultores es la sequía.

Olido Boció, presidente de la Asociación Plaza Cacique, cuenta que el 60% de la producción se perdió este año debido a la sequía, pues aunque la región posee suelos fértiles requiere de la instalación de sistemas de riego para canalizar las plantaciones.

En Cacique opera la Bodega Experimental Plaza del Cacique, que es la planta procesadora de vinos. Funciona bajo la tutela de la Dirección General de Fronteras y cuenta con capacidad para 180 mil botellas, pero solo procesa un tercio, debido a la baja producción de la zona.

Situación precaria. Mercedes Peña, del municipio de Galván, lleva más de 20 años dedicada al cultivo de uvas. Ella se vio obligada a arrancar su última cosecha porque no tuvo recursos para adquirir la materia prima y terminar la producción.

“Hemos luchado por mantenernos en pie porque de ahí es que sale el sustento de nuestras familias pero no podemos avanzar si no tenemos apoyo del Estado que hasta ahora solo ha pintado pajaritos en el aire”, cuenta Peña.

Como iniciativa para intentar salvar la situación la Cooperativa de Productores de Uva y Vino del Valle de Neiba (Coopevine) ha realizado varios festivales de uvas con el fin de atraer inversionistas y generar algún interés estatal, sin resultados.

Julio Mercedes Vásquez apuesta por la variedad de uva de mesa denominada Red Globe, ya que este producto es rentable y tiene mucha demanda en la población, pero las limitaciones han impedido su auge.

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