Productos subsidiados deterioran economías países Tercer Mundo

Productos subsidiados deterioran economías países Tercer Mundo

GINEBRA (EFE).- Los países ricos están forzando la apertura de los mercados del mundo en desarrollo para colocar sus excedentes agrícolas subsidiados, deteriorando así los medios de vida de cientos de millones de campesinos pobres, según un informe de la organización civil Oxfam Internacional.

El estudio, divulgado hoy en Ginebra, explica que las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y los acuerdos regionales comerciales son las vías por las cuales se intenta lograr ese objetivo, para el cual es fundamental la reducción de los aranceles a las importaciones. Oxfam afirma que Estados Unidos y la Unión Europea han rediseñado sus subsidios a la agricultura para que se acojan a las normas de la OMC, «lo cual les permite seguir practicando el dumping del arroz, maíz, leche, azúcar y algodón en los mercados a un precio muy inferior a su coste real de producción».

Para ilustrar la vulnerabilidad de los agricultores en los países pobres, el estudio desarrolla el caso del arroz, que es el alimento básico de 3.000 millones de personas, es decir de la mitad de la población mundial.

Al respecto, afirma que EEUU destina cada año 1.300 millones de dólares a subsidiar cultivos de arroz en su territorio, lo que representa el 72 por ciento de su coste de producción, que se eleva a 1.800 millones de dólares.

«Esos subsidios hacen posible la exportación a precios de dumping de 4,3 millones de toneladas de arroz estadounidense a los mercados mundiales, perjudicando a países pobres productores como Haití, Ghana y Honduras».

Oxfam asegura asimismo que en el periodo 2000-2003 el cultivo y molienda de una tonelada de arroz blanco costaba en promedio 415 dólares en EEUU, a pesar de lo cual ese mismo arroz era exportado a 274 dólares por tonelada.

Como ejemplo de los daños que ocasiona esa práctica, el informe menciona el caso de Haití, que por presión del Fondo Monetario Internacional, redujo en 1985 sus aranceles a ese producto del 35 al 3 por ciento.

Ello provocó que sus importaciones -principalmente de EEUU- de arroz aumentaran el 150 por ciento desde ese año hasta 2003.

«El claro vencedor de esta estrategia comercial, que combina subsidios y la rápida liberalización del comercio en los países en desarrollo, es la industria agroalimentaria estadounidense», señala la organización de origen británico.

Oxfam señala que utilizando una de las fórmulas que sirven de base en las negociaciones en la OMC, «trece países productores de arroz -como India, China, Nicaragua y Egipto- serían obligados a reducir sus aranceles» a ese producto.

Los trece países que se verían afectados producen la mitad del arroz mundial y en ellos viven 1.500 millones de personas cuya subsistencia depende de la agricultura.

Según el estudio, aplicando la misma fórmula para otros productos 18 países tendrían que reducir inmediatamente sus aranceles para las aves de corral, 14 deberían seguir el mismo camino para la leche en polvo, 7 para el maíz y 6 para el trigo.

Los dos primeros casos afectarían a Honduras y los dos últimos a México, de acuerdo con el informe.

Oxfam señala que para frenar el daño que causaría un gran aumento de las importaciones en los países en desarrollo, la OMC debería autorizar una categoría de «productos especiales» que permita eximir a ciertos productos vitales de los recortes arancelarios.

Asimismo, plantea un «mecanismo especial de salvaguardia» para que los países pobres puedan aumentar sus aranceles de forma provisional para combatir las fluctuaciones de precios o volúmenes de importaciones.

En el contexto de las negociaciones que se celebran en Ginebra, donde la OMC tiene su sede, Oxfam pide que se apruebe una fórmula de reducción de aranceles que no suponga un obstáculo a las estrategias de desarrollo de los países pobres.

Considera, en ese sentido, que cierto grado de flexibilidad es indispensable porque «es muy probable que el dumping de las exportaciones se siga practicando en los próximos años, impidiendo una competencia justa en los mercados agrarios».

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