Profamilia: modelo de institución social

Profamilia: modelo de institución social

JUAN BOLÍVAR DÍAZ
Cuando fue creada la Asociación Dominicana Pro Bienestar de la Familia (Profamilia) hace justo 40 años, la tasa de fecundidad en el país era de 7.5, lo que quiere decir que el promedio de hijos e hijas por mujer dominicana era de siete y medio, y la tasa de crecimiento poblacional estaba alrededor de 3.5 por ciento. Ese nivel de crecimiento explica que la población dominicana se duplicara en poco más de dos décadas y de haber seguido el mismo derrotero hoy rondaría los 14 millones, según estimados demográficos. Imagínense los niveles de hacinamiento y pobreza que habría en el país si mantuviéramos la tasa de crecimiento de los años sesenta y setenta.

Para entonces el Estado constituyó el Consejo Nacional de Población y Familia, que en algunos períodos jugó un papel importante en la promoción de la responsabilidad de la procreación, y encaminó programas de planificación e investigaciones sobre la materia que contribuyeron a crear conciencia sobre el desordenado crecimiento poblacional dominicano.

Pero ese organismo nunca tuvo todo el respaldo gubernamental necesario y en las últimas dos décadas ha caído casi en el olvido, pese a algunos esfuerzos como el que desarrolló la comunicadora Angela de León en el período 1996-2000.

Si hemos logrado reducir la tasa de fecundidad a 3 por ciento y el crecimiento poblacional a 2 por ciento en las últimas tres décadas se debe en gran proporción al aporte hecho por Profamilia, entidad fundamental de la “llamada sociedad civil”, parte de un notable grupo de instituciones sociales privadas que operan en las áreas de salud y educación, supliendo en parte de las ausencias y deficiencias del Estado. Profamilia es la institución que mayores aportes ha hecho a la reducción de la tasa poblacional dominicana, con más financiamiento internacional que nacional, con escasos aportes del Estado y mucha dedicación de su personal técnico y de una amplia red de colaboradores voluntarios.

Su récord de servicios es impresionante, habiendo distribuido más de 50 millones de productos y medicamentos; con más de 5 millones 241 mil servicios de salud en una red de siete clínicas, donde cada día son atendidas más de mil mujeres, contribuyendo a que miles de ellas detectaran a tiempo el cáncer de mama y cérvico uterino. Más de 600 mil jóvenes y adolescentes se han beneficiado de programas especialmente diseñados para su formación.

Igualmente relevantes ha sido su programa para tratar la infertilidad que ha permitido la procreación a cientos de parejas, así como su Unidad de Apoyo Emocional que ha ofrecido más de 16 mil consultas a parejas y familias y a mujeres víctimas de violencia intrafamiliar y de género.

Esta institución ha sido pionera en la realización de encuestas demográficas, habiendo ejecutado alrededor de 75 investigaciones sociodemográficas por medio de su Instituto de Estudios de Población y Desarrollo. También ha realizado más de 50 publicaciones relacionadas con salud sexual y reproductiva, que son base para la educación en esas importantes disciplinas.

El prestigio de Profamilia hace tiempo que trascendió las fronteras, habiendo recibido más de 50 reconocimientos de instituciones nacionales e internacionales, incluyendo a la Organización Panamericana de la Salud, la Federación Internacional de Planificación Familiar y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.

Esta semana en que ha conmemorado su cuarenta aniversario, Profamilia merece un amplio reconocimiento de la sociedad dominicana. Su labor ha sido más meritoria por cuanto ha estado dirigida a las familias de menores ingresos y más bajos niveles educativos, justamente las más necesitadas de asistencia para un crecimiento planificado.

Toda esa labor, contrario a lo que algunos han querido hacer creer, se ha realizado con absoluto respeto por la conciencia individual, ofreciendo información y dejando que cada pareja tome sus propias decisiones.

La existencia y la eficiencia de Profamilia son un estímulo a la creatividad y la iniciativa de la ciudadanía. Por ello hay que reconocer a todos los que le han dedicado tiempo y especialmente a la socióloga Magaly Caram, su incansable animadora de toda la vida.   

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