PROFESOR ALIRO PAULINO
Dedicó 54 años al magisterio sirviendo
con humildad a ricos y pobres

<P><STRONG>PROFESOR ALIRO PAULINO</STRONG><BR>Dedicó 54 años al magisterio sirviendo<BR>con humildad a ricos y pobres</P>

POR ÁNGELA PEÑA
Papá se ofendería si dicen que le pusieron su nombre a una calle porque fue trujillista. Se volvería a morir. Él no fue ni siquiera horacista. Lo que pasa es que lo relacionan conmigo, que sí lo fui, y lo confunden con Anselmo Paulino, que fue el cerebro gris detrás de Trujillo, pero no éramos ni siquiera familia cercana.

Ángel Aliro Paulino Segura formuló estas declaraciones al comentarle que la denominación de la vía que honra a su padre es cuestionada por algunos que consideran inmerecido el homenaje, tildándolo de haber sido colaborador del régimen lo cual, a su juicio, es incierto. Fue en atención a sus 54 años como maestro, afirma, y comunica que la propuesta la hizo Rafael Corporán de los Santos durante su gestión como síndico del Distrito Nacional, cuando hacía más de veinte años que el educador había fallecido.

Aliro Paulino Lora fue maestro de casi toda la familia Trujillo, “pero eso ni Corporán lo sabía”, aduce el hijo mayor del profesor que madrugaba recorriendo la capital a pie o cruzando el río Ozama en yola para preparar en los estudios elementales y los dos primeros cursos de bachillerato a miles de jóvenes.

Fue preceptor de Ramfis, primogénito del dictador, pero antes había impartido docencia a Luis, Pedro, Aníbal Julio y Héctor Bienvenido Trujillo Molina, hermanos del tirano, a Flor de Oro, su hija,  y a Luis y Lidia Ruiz Trujillo, sobrinos, hijos de Japonesa Trujillo de Ruiz, entre otros. El sátrapa lo buscó para que pusiera a militares y marinos “a la altura del octavo curso”. Instruía a la oficialidad en La Torre del Homenaje, las Fuerzas Armadas y la Marina.

A Ramfis Trujillo le daba clases en los lugares de preferencia del “Hijo mimado”, a los que era trasladado en “la limosina cinco estrellas”. El primer día se sentó junto al chofer, y María Martínez, la Primera Dama, protestó: “No, usted tiene que venir sentado atrás, usted es el profesor” y Paulino, que según su hijo era muy humilde, entonces se colocaba en el asiento trasero y se cubría la cara con un periódico porque, decía: “Si saludo es para que me vean, y si no saludo es por parejero”. Lo llevaban a la Mansión Presidencial, a la Hacienda Fundación, a la Base Naval de Sans Soucí. “El único sitio al que no quiso entrar a darle clases fue al aposento del Jefe. ‘No, general’, le dijo  porque ese era el tratamiento, que le daba a Ramfis: general”.

No aprovechó la posición para sacar beneficio, no se plegó a los caprichos del régimen ni tampoco permitió humillaciones, afirma Paulino Segura. “Ganaba diecinueve pesos, luego veintidós y terminó ganando treinta y dos. Cuando lo nombraron director de escuela, que fue su último cargo, recibía 107 pesos y con ese sueldo murió, habiendo sido maestro del que era Presidente de la República en 1952 y de casi todo el gabinete, menos de Balaguer porque se educó en Santiago”, manifiesta Ángel Aliro. Héctor Bienvenido, hermano del tirano, gobernaba, ese año, como “Presidente títere”.

Agregó que Trujillo invitó a su padre a viajar a París para que Ramfis no interrumpiera sus estudios durante tres meses y el profesor se excusó alegando la obligación de dar unos exámenes en la escuela “Chile”. “Cuando se lo contó a mamá, ésta le dijo: ‘¿Qué estás pensando? Tenías que decirle que sí seguido, cuando regresaras ibas a ser secretario de Educación”.

Narró que cuando Aliro Paulino Lora iba a construir la casa donde vivió 37 años, en la Emilio Prud-Homme, de San Carlos, “lo único que le pidió a Ramfis fue que le tirara dos camiones de gravilla, pudo haberle pedido la casa entera, que lo que costaba entonces era mil pesos”.

 “Papá no era trujillista, era del Partido Dominicano, como éramos todos, todos éramos trujillistas. Papá no fue colaborador de Trujillo. Una vez fueron a ponerle un letrero de una subjunta del Partido Dominicano al frente de su colegio y dijo que no aceptaba,  que el Generalísimo no podría estar de acuerdo conque debajo del nombre de una escuela pusieran un letrero de un partido político y todos comentaron: ‘se fuñó el maestro’. No se fuñó nada, le dieron la razón. Él tenía un rival y aconsejó: pónganselo a fulano, que es más trujillista que yo. Tuvo una casa en la calle Pina porque se la sacó en una rifa para maestros que hizo la Secretaría de Educación”, comunicó.

Significó el reconocido coleccionista de antigüedades que pudieron sacarle en cara a su padre, que iba a todos los actos del Partido Dominicano, pero más que políticos, aclara,  eran  expresiones culturales. “Si me hicieran esos cuestionamientos a mí los aceptara, porque fui amigo de Ramfis y de Radhamés Trujillo, papá no, papá fue tímido en esos casos”, añadió. Mencionó dos empresarios que han merecido la designación de sus nombres en sendas calles y preguntó: “¿Qué hicieron ellos para merecerlas? No he visto las obras que dejaron. Papá tuvo miles de alumnos en 54 años de magisterio”.

El maestro
Nació en Nizao, el 16 de julio de 1904, y durante el parto murió su madre, Cruz del Carmen (Crucita) Paulino. El padre era José Lora, “mujeriego que azotaba la región con sus piropos y su trato amable para conquistar a las mujeres más hermosas”. Al pequeño huérfano le habían antecedido sus hermanas Antonia María (Tatona) e Isabel (Blanquita). Mercedes Chanlatte y su hija Carlita Mariñez lo trajeron a Santo Domingo y lo acogieron como familia

Hizo estudios en la “Escuela de Peguero”, la academia Santa Ana y en La Normal pero ya a los 14 años instaló una escuelita en el patio de la casa de la Santomé para sobrevivir y ayudar a doña Mercedes que vivía de vender billetes.  Al graduarse se dedicó a dar clases a domicilio y tal fue su éxito que todas las familias prestantes del Distrito quisieron tenerlo como profesor de sus hijos. Paulino estuvo también en las aulas de las escuelas María Nicolasa Billini, después Chile y hoy Brasil, de la primaria Cristóbal Colón y de La Normal, pero antes y después de clases iba a residencias y cuarteles y durante la noche recibía en el amplio balcón de la Emilio Prud-Homme a empleados públicos y militares. En San Carlos fundó su colegio San Antonio, en honor al santo de su devoción.

Enseñaba todas las materias elementales pero su fuerte, expresa el hijo, eran las matemáticas, álgebra, trigonometría, aritmética, que impartía basado en los textos de Wentworth & Smith, Josefina Passadori “y el libro Mantilla, que escribió José Martí”. Tanto como su sabiduría era apreciada la capacidad para preparar en tres meses a los estudiantes que al examinarse lograban adelantar un año escolar. Además “se compenetraba de tal forma con sus alumnos que cuando empezaba a dar clases como que se enamoraban de su sistema”. El método que implantó fue el de los “careos” o repaso de los viernes que consistía en un debate por puntuaciones en los que el triunfador obtenía como premio una semana de clases gratuitamente, significa Ángel Aliro Paulino.

Se especializó en la Regla de Tres Compuesta, Geometría, Aritmética, Álgebra, Gramática Española, Ciencias Sociales y el Sistema Métrico Decimal.

El mulato, de baja estatura, vivió cuando el ciclón de San Zenón la desgracia de ver desplomarse la casa donde formó hogar con Rosa Segura, hija del sacerdote Ángel María Segura Bello, con quien casó el 27 de septiembre de 1930. El primer hijo, Ángel Aliro, nació en una vivienda habilitada en el patio. Luego vino al mundo el otro hijo de la pareja: Guillermo Antonio.

Después de la familia, la preocupación por el aprendizaje de sus alumnos y la adquisición del material escolar, “Don Aliro” o “el profesor”, como le llamaban, tenía una única entretención: el baile. Era fanático de los danzones y cada sábado recorría la capital buscando casas de amigos donde hubiera fiesta. Bailó todavía entrado en años.

Murió de un infarto el 17 de mayo de 1973.

Ángel Aliro Paulino Segura confiesa que su progenitor le dejó como ejemplos “no hablar mal de nadie, trabajar, prepararnos para que no pidiéramos y el respeto a la bandera, el himno, el escudo. Papá era de los que se ponían el sombrero en el pecho cuando tocaban el Himno Nacional”.

La calle
La vía inaugurada por Rafael Corporán de los Santos en los años 90, bautizada como “Profesor Aliro Paulino”, está ubicada en el ensanche Naco. Va desde la avenida Ortega & Gasset hasta la calle “Del Carmen”.

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