Profesores testigos del impacto social de alimentos en escuelas

Profesores testigos del impacto social de alimentos en escuelas

Estoy triste porque en mi casa no hay comida y como van a cerrar la escuela donde yo desayuno, como al mediodía y me dan la merienda, entonces voy a pasar hambre”.

Esas fueron las palabras de un estudiante de 9 años a la profesora Gloria López, de la escuela Eugenio María de Hostos, quien en la celebración del Día del Niño, el pasado 17 de diciembre, vio al menor cabizbajo en un rincón del centro y le preguntó qué le ocurría.

Esas expresiones “destrozaron” el alma de la maestra del centro de Jornada Escolar Extendida (JEE), en el sector El Almirante, en Santo Domingo Este.

Al retornar a clases el 7 de este mes, tras el asueto de Navidad y Año Nuevo, lo primero que hizo la profesora fue buscar al pequeño pero no lo encontró. Cree que, al parecer, él es de los empobrecidos niños que cuando llueve no pueden ir a la escuela porque sus casas se inundan o sus zapatos se quedan en el lodazal que caracteriza a la mayoría de las calles de ese marginado sector.

La profesora Gloria dice que la alimentación escolar ha transformado hasta el rostro de los niños. “Se les ven los buches en sus caras, mientras observo a sus madres con semblante de desnutrición”.

La directora de la escuela, María del Carmen Peguero, corrobora todo lo contado por la maestra. Agrega que la JEE “ha llegado como un manjar bajado del cielo”.

Testimonios compartidos. Tal como si se hubiese hecho una coordinación previa, las directoras y profesoras de tres escuelas de JEE del sector El Almirante se expresaron en términos similares cuando hablaron acerca de cómo ha impactado de una manera positiva la alimentación escolar que reciben los niños que asisten a esos centros.

Clari Jiménez, directora de la escuela de básica María Cristina de León Then, en el barrio Los Corales de la Caña en El Almirante, dice que a los niños se les da buen trato y que por eso se sienten bien.

La escuela tiene cinco años de fundada pero funcionan en ese edificio desde hace un año. “Antes funcionábamos en una escuelita de madera, nos han premiado con este palacio”.

Tienen muchos niños por aula, de hasta 45 estudiantes, por la alta demanda.

Cuando estaba la doble tanda había mucho ausentismo porque sus padres no tenían recursos para desayunar a los estudiantes de la mañana y dar de almorzar a los de la tarde.

La directora Joselín Bérbere, del liceo Amín Abel Hasbún, donde hay una población de 648 alumnos de media, destaca que la alimentación escolar le da tranquilidad a los padres y a los adolescentes. Tienen cinco meses en la nueva edificación escolar, la cual cuenta con todos los espacios para el buen proceso de enseñanza aprendizaje.

“Cuando no era JEE los muchachos tenían comportamiento más agresivo, estaban hacinados, faltaban porque no contaban con alimentos en su casa. Sufrían mareos, se les veía el rostro desnutrido. Algunos se me acercaban para decirme que faltaban porque en sus casas no cocinan a las 12”, contó la directora.

Expresa que en el año escolar no han registrado embarazos en adolescentes. La comunidad educativa y la junta de vecinos reclaman el asfaltado de sus calles, ya que cuando llueve se dificulta la llegada de los estudiantes al centro.

Otro de los beneficios de la JEE es que los padres pueden ser productivos porque dejan a sus hijos en un lugar seguro.

ZOOM

Alimentación

El Gobierno beneficia en la actualidad a un millón de estudiantes en la Jornada Escolar Extendida al proveerles de desayuno, almuerzo y merienda. Los niños y adolescentes del nivel preuniversitario permanecen de 7:30 de la mañana a 4:00 de la tarde en los centros educativos. Diversos sectores han reclamado que la alimentación escolar vaya acompañada de la calidad educativa con una mejor formación de los maestros.

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