Profilaxis post-exposición ocupacional

Profilaxis post-exposición ocupacional

La profilaxis post-exposición ocupacional es aquella que acontece cuando un personal médico o paramédico se ve expuesto a situaciones de riesgo de contagio a los virus de la hepatitis B, C o al VIH.
Esto ocurre principalmente cuando recibimos alguna punción con agujas, secreciones o material infectado.
Tras un accidente laboral el riesgo de contagio para Hepatitis C es de 1.8 % (rango de 0-7 %), el de hepatitis B varía dependiendo del estatus de la persona fuente con la que se obtuvo el accidente y el riesgo para VIH es 0.3 %. Cuando esto sucede debemos buscar ayuda especializada dentro de las primeras horas, nunca después de las 72 horas.
Se aplica básicamente igual que la profilaxis post- exposición sexual, excepto que no es necesario recibir tratamiento para enfermedades venéreas como las antes descritas.
Bajo ningún concepto debemos de postergar el inicio de la medicación si desconocemos el estado serológico del paciente o si el objeto del accidente está o no contaminado.
La decisión de iniciar profilaxis está basada en tres factores: el tipo de exposición, la posibilidad de que la fuente con la que ocurrió el accidente este infectada con VIH o hepatitis, y la posibilidad de que al iniciar la medicación -especialmente para VIH- los efectos adversos no sean tolerados o pueda haber interacción con alguna medicación que esté tomando la persona expuesta.
Si después de conocer estos factores el individuo decide iniciar la medicación, deberá mantenerse hasta 4 semanas después de iniciada la misma, que consistirá en tratamiento ARV y -en los casos que así lo requieran- inmunoglobulina para hepatitis B.
Es importante que a toda persona que haya recibido la vacuna de hepatitis B se le realice la medición de los anticuerpos de la vacuna de hepatitis B (anti HBs cuantitativo) debido a que esta prueba es la que indica cuando un individuo tiene protección contra la enfermedad.
El valor requerido es la presencia de anticuerpos anti- HBs mayor que 10 mUI/mL.
Si uno no alcanza estos valores deberá de volver a recibir la vacuna de hepatitis B. Cuando no se han alcanzado estos valores es mandatorio el uso de la inmunoglobulina. Se estima que la administración en conjunta de la vacuna y de la inmunoglobulina para hepatitis B reduce la posibilidad de contagio en un 85-95 %.
Hay situaciones, como los pacientes con insuficiencia renal crónica, en las que se requiere la administración de la vacuna en una doble dosis para poder alcanzar los niveles adecuados de inmunización.
Es importante recordar que ante un accidente con un objeto cortante es necesario lavar la herida con agua y jabón, sin utilizar cloro o agentes corrosivos.
Todo personal médico y paramédico deberá:
-Promover la vacunación.
-Tratar a todos los pacientes como si estuvieran infectados.
– Usar barreras para prevenir el contacto con fluidos corporales.
– Prevenir lesiones cutáneas: no usar agujas innecesarias y disponer de manera segura de los objetos corto-punzantes y materiales contaminados con sangre.

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