Profilaxis y reingeniería

Profilaxis y reingeniería

Los mandos de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional envían a la sociedad una buena señal cuando se esfuerzan por sacar de las instituciones a los miembros que se asocien con las malas artes. En estos días la Marina de Guerra separó de sus filas a miembros de ese cuerpo castrense, acusándolos de complicidad con tráfico ilegal de personas. De su lado, la Policía Nacional investiga los vínculos de veintisiete agentes de la dotación de Puerto Plata, entre ellos oficiales, por presuntos vínculos con el narcotráfico y ejecuciones por encargo. Ya antes los mandos militares y policíaca habían actuado en esa línea, en un indudable esfuerzo de profilaxis.

Sin embargo, es probable que la profilaxis en cuanto a  policías y militares vinculados al crimen organizado requiera ser complementada con una reingeniería orgánica de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Las normas de selección y reclutamiento tienen que ser más rigurosas y estrictas, así como el seguimiento de las conductas. Hay que pensar en mejorar la remuneración y otras prestaciones sociales, y levantar así entre militares y policías la autoestima y el orgullo de servir al país a través de las instituciones castrenses y policíaca. Hay que disminuir el efecto de la seducción económica que ejercen sobre policías y militares el narcotráfico y los viajes ilegales. La profilaxis a posteriori es solo una parte de la reingeniería requerida.

En el país de las maravillas

Una vez, a uno de los grandes partidos de nuestro sistema se le ocurrió que el  “dos más dos” era el remedio para sus rebatiñas internas por posiciones en el Congreso y los ayuntamientos. Otra vez, dos grandes partidos entendieron que un período de gobierno trunco a la mitad resolvía el escándalo de un mayúsculo fraude electoral. Y ahora, noventa de noventiséis diputados pertenecientes al partido en el poder impulsan, sin dar la cara, la idea de aumentarse a seis años el período de ejercicio.

Curioso resulta que los tres partidos pilares de nuestra democracia no repararan que en todos los casos esas soluciones estrambóticas  atentaban contra la voluntad popular expresada en el voto. Se elige congresistas y síndicos por cuatro años, no por “dos más dos” ni por seis años, y se  elige Presidente de la República por cuatro años, no por dos en base a una fórmula extraconstitucional e inconstitucional. Con tanta maravilla solo nos faltaría que  apareciera Alicia.

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