Sumido en un paralizante escándalo de corrupción, el presidente brasileño, Michel Temer, está reagrupando su disminuida base política y promoviendo una agenda legislativa más modesta en un esfuerzo por mostrar algo de normalidad.
Los principales socios de la coalición de Temer acordaron el lunes pasado condicionalmente apoyarlo y respaldar una serie de proyectos de ley que habían estado estancados desde la semana pasada, incluyendo una propuesta para desregular el mercado de trabajo.
En tanto, la Corte Suprema retrasó una decisión sobre si continuar una investigación de corrupción contra el presidente, un fallo del cual bien podría haber salido perdedor.

Temer fue criticado la semana pasada por las acusaciones de corrupción pasiva y obstrucción de la justicia en una coyuntura crucial para su agenda de reformas económicas.
Si bien el presidente brasileño pudo haber ganado algo de tiempo, sigue enfrentando una difícil batalla para asegurar su supervivencia política y, sobre todo, para reconstruir una coalición que podría aprobar medidas polémicas, como un proyecto de ley que frena los gastos en pensiones, dijo el analista político de Brasilia André César.

“Si sobrevive, será con mucho menos apoyo”, dijo César. Su administración puede aprobar “algunas reformas microeconómicas, pero deberá olvidarse de las grandes como la laboral y la de las pensiones.
Para ayudar a reconstruir el apoyo entre los legisladores y sus electores, Temer propondrá una serie de proyectos financiados con fondos públicos, tales como aumentos salariales para los cobradores de impuestos públicos, refinanciamiento de deuda para pequeñas y medianas empresas y una regulación de ordenamiento de tierras que buscan los agricultores. El jefe de la cámara baja, Rodrigo Maia, habló de un marco de tiempo del 5 al 12 de junio para iniciar las discusiones y votar sobre el proyecto de ley de reforma de pensiones.