Programa de educación prenatal, un conocimiento que salva vidas

Programa de educación prenatal, un conocimiento que salva vidas

¿Puedo desrizarme? ¿Cuáles alimentos debo comer? ¿Le hace daño a bebé si tomo alcohol? ¿Puedo tomar una medicina sin que me la indique el médico? Estas y otras preguntas nacidas de la preocupación que sólo una futura madre es capaz de sentir, son las que por espacio de un año ha contestado la doctora Iris Zapata a cientos de mujeres embarazadas que acuden a la consulta prenatal en el Hospital Regional Doctor Marcelino Vélez Santana.

Fruto de la vocación de servicio de esta joven profesional de la medicina, el programa de educación prenatal del Hospital de Herrera persigue disminuir las complicaciones que se presentan en el embarazo, las cuales constituyen las principales causas de muerte en esta etapa de la vida de la mujer.

La doctora Zapata narra los orígenes de este esfuerzo educativo dentro de la atención de salud del centro asistencial: “El programa surge de la inquietud que sentíamos por ayudar a las madres y a sus bebes. Un día nos presentamos ante el director del hospital y le solicitamos formar parte del equipo médico. También le hablamos de la importancia de la educación en la atención y el cuidado durante el embarazo. Mostrando gran sensibilidad, de inmediato accedió a establecer el programa”. Eso ocurrió en el mes de febrero del año 2003, cuando el hospital contaba apenas con un mes de funcionamiento, y desde entonces han asistido a las sesiones del curso 993 mujeres.

[b]DEL CONSULTORIO AL AULA[/b]

Aunque la participación en el curso no es obligatoria, el programa se ha estructurado de forma tal que las usuarias del servicio de obstetricia del hospital lo reciben como una parte integral del proceso de atención.

Así, todos los médicos que ofrecen consulta prenatal refieren a las embarazadas a las clases de la doctora Zapata. También lo hacen las orientadoras en las salas de espera. Además, el curso se anuncia desde los murales ubicados en las paredes del hospital.

Durante la atención de su embarazo, una paciente debe asistir a las cuatros sesiones de dos horas de duración en las que se divide el curso. Al finalizar el mismo, la doctora les da una constancia de su participación, la cual deben llevar al médico que las atiende.

La doctora Iris Zapata trata de hacer cada sesión amena e interesante. Combina la exposición de los temas con recursos audiovisuales como videos, láminas y folletos educativos. Al finalizar, abre un espacio para que las embarazadas expresen sus dudas, inquietudes y preguntas, las cuales siempre intenta satisfacer.

Sobre el impacto de las clases en la calidad de la atención, la doctora Zapata relata que los propios médicos hablan de la forma en que benefician a las pacientes: “Los médicos dicen que las pacientes que toman el curso son distintas, que se identifican con ellos y que durante el parto son más cooperadoras y respiran mejor, porque ya saben que deben hacer”.

Por su parte, las pacientes que asisten al curso cuentan a personas de su comunidad sobre los conocimientos que han aprendido y se convierten en referidoras. “Hemos recibido a personas que no son pacientes del hospital, pero que están interesadas en aprender, también a las parejas de las embarazadas que quieren involucrarse en el proceso de embarazo y conocer sobre los cambios físicos y emocionales de sus compañeras y la forma en que pueden ayudarlas”. Relata que algunas futuras abuelas también se han sentado en el salón a recibir sus clases.

El curso se imparte en el salón de conferencias del hospital de lunes a jueves, en horario de dos a cuatro de la tarde.

[b]TEMAS DEL CURSO[/b]

Lo primero que trata la doctora es la que la embarazada comprenda la importancia del cuidado y la atención durante el embarazo: “Le hacemos entender que acudir a la consulta prenatal no es una pérdida de tiempo, sino una oportunidad valiosa de ver como están ella y su criatura”.

La segunda sesión trata sobre la nutrición adecuada durante el embarazo y la lactancia materna; la tercera, sobre manejo de estrés y técnicas de relajación que serán de utilidad a la hora del parto. Los temas de la cuarta sesión son los cuidados básicos del bebé, los cuidados del postparto y la planificación familiar. Al respecto enfatiza que el embarazo es el momento adecuado para que pareja planifique los próximos hijos. “Estamos tratando de disminuir los embarazos no planificados o no deseados”, agrega.

[b]HISTORIA DETRÁS DE LA HISTORIA[/b]

En el año que lleva impartiendo las sesiones de clase del programa de educación prenatal del hospital Doctor Marcelino Vélez Santana, la doctora Zapata ha conocido historias individuales que la han marcado como profesional, mujer y madre de dos niños y ante las cuales no permanece ajena, identificándose personal y emocionalmente. “He conocido a mujeres felices con su maternidad, pero también he visto otras que no deseaban ser madres, a las que hemos tenido que asistir y referir a salud mental. Cuando esa misma mujer vuelve concientizada y nos dice: ‘doctora, he decido tener a mi hijo’, recibimos una gran satisfacción”.

Antes de integrarse al hospital, la doctora Iris Zapata vivió en los Estados Unidos donde tuvo la oportunidad de trabajar en un centro de salud al que asistía una gran población hispana. Durante tres años, pudo brindar educación a más de 500 familias y contribuir a que muchas mujeres tuvieran un embarazo y parto saludables. Paralelamente, recibió entrenamiento en educación prenatal con una metodología desarrollada por March Dimes Fundation, asociación sin fines de lucro dedicada a la salud.

También participó en la formación de un grupo llamado “madres de la comunidad”, integrado por enfermeras y mujeres con experiencia en salud, cuya finalidad era educar a otras mujeres en la comunidad sobre temas relacionados con la salud reproductiva.

Con preocupaciones como el aumento del embarazo en la adolescencia y la necesidad de mejorar la asistencia de la mujer embarazada a la consulta prenatal, la doctora Zapata tiene muy claro que la educación es básica para mejorar la calidad de vida de la población. “Para que nuestras mujeres tomen decisiones informadas sobre su salud y reproducción, es necesario mejorar su nivel de educación”, concluye.

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