Programas de empleo

Programas de empleo

En mis últimos artículos he estado proponiendo diseñar y ejecutar una política fiscal activa con objetivos sociales y económicos más acordes con nuestra situación de país pobre con alta tasa de desempleo. En esta ocasión me referiré a programas públicos concretos de empleo directo. Para empezar comentaré la experiencia del Programa Jefes de Hogar de Argentina, tomando como referencia el ensayo de Pavilina Tcherneva y L. Randall Wray, “Employer of Last Resort: A Case Study of Argentina’s Jefes Program”, University of Missouri-Kansas City.

El programa se inició en el 2002, es ejecutado por la Secretaría de Trabajo y los gobiernos municipales con colaboración de las ONG. En su momento de mayor auge empleó más de dos millones de trabajadores, equivalente a un 13% de la fuerza laboral. El costo del mismo es menor del 1% del PIB. Su objetivo es proveer servicios comunitarios e infraestructura física para mejorar las condiciones de vida de los barrios y comunidades pobres. Consiste en $150 mensual (US$50) por cuatro horas diarias de trabajo (equivalente a medio salario mínimo) a un solo jefe de hogar con hijos menores de 18 años, o discapacitados, o con una mujer embarazada.

El Gobierno Federal aporta los fondos, los lineamientos generales para la ejecución de los proyectos y los servicios administrativos auxiliares. Éstos consisten en el mantenimiento de un registro nacional de beneficiarios, así como la base de datos con todos los proyectos propuestos, aprobados y completados. Esta información está accesible al público parar reducir la corrupción.

La ejecución del programa está a cargo de las autoridades municipales, que son responsables de identificar las necesidades y disponibilidad de recursos de sus comunidades y de evaluar las propuestas de proyectos sometidas por ONG locales y empresas.

Los proyectos consisten en: Trabajo comunitario (micro-empresas agrícolas, limpieza y soporte ambiental al sector agrícola, atención a niños y mujeres abusadas), Pequeñas construcciones (centros comunitarios, caminos vecinales), Actividades de mantenimiento (sistema de cloacas y drenaje de agua, carreteras y puentes) y Capacitación y entrenamiento (asistencia de higiene y salud pública, bibliotecas, educación básica).

El impacto ha sido importante al reducir el número de pobres indigentes y la tasa de desempleo en 9 puntos porcentuales entre el 2002 y 2005, una reducción de 50% en dicha tasa. También contribuye a formalizar las actividades del mercado informal y facilitar la reintegración posterior de los participantes al mercado laboral formal.

A nivel macro-económico, el impacto del programa se evalúa según un efecto multiplicador sobre el incremento del ingreso de 2.57, asumiendo una propensión al consumo de 0.9. Por lo que el impacto sobre el incremento anual del PIB es de 2.49%. Por este efecto multiplicador, en vez de producir déficit fiscal ha generado superávit. Tampoco ha generado inflación, ni inestabilidad en el tipo de cambio.

Sin embargo, el impacto del programa sobre la reducción de la pobreza y del desempleo pudiese ser aún mayor de no tener las restricciones de un solo participante por hogar y de una remuneración tan baja.

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