Programas municipales y proyectos de sociedad

Programas municipales y proyectos de sociedad

La concepción del ejercicio del poder local en la perspectiva de un proyecto global del desarrollo nace en la década de los 80, y ha permitido a muchos países lograr importantes niveles dedescentralización/democratización del poder, institucionalidad, de participación y de calidad de vida de la gente. Esto ha significado un replanteamiento de las relaciones Estado/ayuntamientos en la gestión del territorio en los niveles locales y nacionales para hacer más eficiente y democrático el ejercicio del poder político.En tal sentido,los partidos que en el presente proceso electoral plantean un cambio deberían lograr que las ideas centrales de ese cambio se reflejen en sus programas municipales.
Así como la propuesta de una nueva gestión del Estado se basa en un diagnóstico/crítica de las políticas que han provocado el virtual colapso de la sociedad dominicana, los programas de gestión municipal y de la ciudad deben basarse en un diagnóstico objetivo sobre las causas que han provocado una virtual quiebradel Gran Domingo y Santiago, además de otras ciudades del paísde dimensiones menores. En estas últimas, en gran medida, los procesos disgregadores también comienzan a despuntar. Pienso en Higüey, San Cristóbal y Baní. En todas estas, el acelerado y descontrolado crecimiento espacial y poblacional está signado por la negación a la gente de su derecho a la ciudad, vale decir, su acceso a los servicios básicos, al suelo y la vivienda.
En esencia, ese tipo de crecimiento tiene una causa política primero y económica después. En tanto fenómeno mundial, fue lo que sucedió en los gobiernos coloniales de Asia y África, y en las dictaduras militares en esta región que mantuvieron férreas medidas para impedir que la población rural migrara hacia las ciudades. Aquí, tuvimos la política de control migratorio de Trujillo. Entonces, las ciudades de los países pobres crecían lentamente, pero con el final de las formas represivas de dominación política se inicia un acelerado proceso de crecimiento de las ciudades en estos países,signado por el flujo de población rural que va a las ciudades buscando los servicios e integración social que le niega el campo.
La pobreza del campo expulsa gran parte de su población hacia las ciudades, perola lógica de la producción de espacio y riqueza de éstasla expulsa hacia sus periferias, negándole su derecho a la ciudad. Es un fenómeno mundial que crea ciudades y municipiosconvastas zonas degradas, con incremento de la informalidad, con una vida cotidiana signada por inseguridad, violencia y criminalidad. Eso describe el Gran Santo Domingo, Santiago, San Cristóbal, entre otras, con sus zonas hiperdegradadas por el cambio de uso de suelo sin control y la acción desenfrenada del capital, que expulsa la población de sus barrios tradicionales, céntricos y pericentrales.
La retórica, ni el mero cumplimiento de las normativas delinefectivo marco competencial de los ayuntamientos cambia ese drama. Este se cambia con políticas urbanas que pongan freno a la especulación edilicia, control a la construcción de edificios de grandes superficies (mall) en los centros de las ciudades,por ser factor de congestionamiento vial y que,además, junto al gobierno central,asuma los compromisos contraídos por este país en la Tercera Cumbre de Hábitat Internacional,que establece que la relación urbano rural, el acceso al suelo y vivienda constituyen la base del desarrollo nacional y de ciudades sostenibles. Son cuestiones, entre otras,que deberían reflejarse en los programas municipales.

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