Progreso: Fin del futuro

Progreso: Fin del futuro

1- En un Documento del eminente ecólogo brasileño José A. Lutzenberger, publicado por  la Universidad de los Andes de Venezuela, planteó que el “progreso” en la forma irresponsable y criminal que es conducido y obtenido por la Ciencia del hombre contra Natura, cuyo fundamento es la explotación sin medida ni miramiento de la materia prima de la tierra mineral, animal y vegetal, acción que sin pago ni retorno, a pasos acelerados está demoliendo la Ecosfera, es decir la Ecología, el Medio Ambiente, la Naturaleza y la Biosfera: el medio en que vivimos.

2- Del Documento copiamos los siguientes párrafos, de interés en la conservación de la vida y garantía de un futuro seguro:

“La demolición de la Ecosfera”.

“La economía humana es un aspecto de la economía de la naturaleza. Por lo tanto, las ciencias económicas deberían estar enfocadas como lo que realmente son: apenas un capítulo de la ecología. Pero el pasado remoto de nuestra cultura nos legó una filosofía de dicotomía Hombre-Naturaleza. Fue en base a esta visión dicotómica que el pensamiento económico permitió la aparición de la actual forma de sociedad industrial y su última fase, la sociedad de consumo, parte de un patrón absurdo, un modelo divorciado de la realidad. Ese modelo concibe la economía como si ella existiese en un plano que trasciende a la naturaleza y que no tiene contacto con ella, excepto en aquellos puntos en que se la explota como fuente gratuita de materia prima”.

“Tanto el mundo inorgánico como el mundo vivo, con la única excepción del -excepción ésta que tiene sus excepciones- son mirados como simple materia prima. Según esta visión, el ambiente no es sino una masa amorfa que solo adquirirá forma significativa después de manipulada por el hombre, su soberano”.

“Cuando nos jactamos de nuestro fabuloso poderío tecnológico y nos enorgullecemos de nuestro “dominio de la naturaleza”, este entusiasmo pueril nos hace ciegos ante los verdaderos costos de las modernas tecnologías y no vemos nuestra total incapacidad de reponer con igual facilidad lo que destruimos”.

“Al no tomar en cuenta los costos ambientales de nuestras tecnologías, hacemos cuentas incompletas y, por tanto, erradas. Para los tecnócratas, economistas y burócratas el dinero se convierte en la medida de todas las cosas: medida universal y exclusiva. Solo es tenido en cuenta lo monetariamente cuantificable. Pero el dinero, que representa apenas las reglas del juego de la distribución entre los humanos y el fruto de nuestra explotación de la naturaleza, no tiene absolutamente nada que ver con el avance o el retroceso ecológico, y en nada refleja la salud de la ecosfera ni las condiciones de supervivencia. De este modo confundimos el desmantelamiento de la ecosfera con la creación de riqueza”.

“Como índice de progreso se toma el Producto Nacional Bruto (PNB). Pero este PNB no pasa de ser un indicador del flujo de dinero o del flujo unidireccional de los materiales que ese dinero moviliza. En el cálculo del PNB nada se descuenta. No es descontada la descapitalización de la ecosfera. Allí nada se debita al agotamiento de una mina, la desaparición de los peces en los ríos y océanos, la pérdida del aire puro, los costos sociales. Más la descapitalización de la ecosfera es una descapitalización real, tan real como el empobrecimiento de quien despilfarra despreocupadamente su capital monetario. El PNB es la suma aritmética del valor monetario de las transacciones entre humanos y nada más”.

“De hecho, el PNB es proporcional a la descapitalización de la ecosfera. Lejos de ser un índice de progreso real, el PNB es una medida de autodestrucción”.

“La crisis ecológica no es la consecuencia de nuestras malas intenciones, sino que es consecuencia de buenas intenciones, pero esas buenas intenciones tienen sus raíces en postulados falsos. Demolemos la ecosfera porque en nuestra visión alienada no le damos ningún valor. Queremos desmontarla y consideramos esto “desarrollo”, “progreso”. Arrasamos la Amazonia porque allí solo vemos un “inmenso vacío”.

“Nos parece que debemos dominar la naturaleza, luchar contra ella para no ser dominados por ella. Pero ocurre que la alternativa “señor o esclavo” no corresponde a la realidad de las cosas. El camino que la ecología nos enseña es el de ser socios de la naturaleza”.

De otro modo, de seguir como hasta ahora vamos, es el camino del fin del progreso y del futuro, el final de los mundos animal y vegetal, es decir, el final de la vida sobre la tierra.

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