La prohibición del consumo y producción de bebidas alcohólicas en varios países de América Latina durante la pandemia no ha hecho más que echar “más nafta al fuego” del comercio ilícito de esos productos, dijo en entrevista con Efe el especialista Esteban Giudici.
Giudici es asesor de política de la Alianza Transnacional para Combatir el Comercio Ilícito (TRACIT, por sus siglas en inglés), organización que presentó un informe sobre el impacto de las “leyes secas” que impusieron países como México, Colombia y Panamá al comienzo de la pandemia de covid-19. “El objetivo era bueno y genuino, pero el tiro salió por la culata”, señaló.
El documento de TRACIT publicado esta semana da cuenta de que la prohibición en 52 municipios mexicanos de restringir o prohibir la venta de alcohol provocó la muerte de casi 200 personas en 11 estados de ese país por consumo de bebidas alcohólicas adulteradas, ello como resultado de la expansión del mercado ilegal.
Giudici recordó que en mayo pasado las autoridades de República Dominicana alertaron de que en ese país caribeño el alcohol adulterado había matado a más personas que el propio coronavirus.
En el caso de Colombia, el envenenamiento por metanol utilizado en la fabricación de bebidas alcohólicas caseras causó la muerte de 26 personas hacia la primera mitad de 2020.