Promesa de Hombre

Promesa de Hombre

La violencia contra la mujer ha sido una epidemia en nuestro país. Basta decir que en los últimos seis años 1,200 mujeres fueron asesinadas por sus maridos, ex maridos o pretendientes, sembrando dolor y frustración en miles de  familias, y causando un trauma terrible  a los niños dejados en la orfandad.

 Durante mucho tiempo, el país ha vivido hurgando en las causas de estos arrebatos y ha tenido que soportar, impotente, la secuencia sangrienta de un feminicidio tras otro. Se ha insistido en endurecer las penas por estos crímenes, aunque en muchos de los casos los autores de esta monstruosidad terminan suicidándose posiblemente para no enfrentar las consecuencias de su acto.

   Se ha hecho imperativo asumir una actitud resuelta, responsable e intransigente de condena contra la violencia de género. El jueves, en un acto en el Palacio Nacional, encabezado por el Presidente Danilo Medina, tuvo lugar la Declaración de Compromiso de las Instituciones y Organizaciones para la Prevención, Detención, Atención y Sanción a la Violencia contra la Mujer e Intrafamiliar, que da apertura a la campaña  Promesa de Hombre. En torno a este propósito debe converger toda la sociedad dominicana para llevar por todos los rincones la prédica contra la violencia de género. El respaldo a esta iniciativa debe ser  consigna permanente para esta sociedad que observa impotente estas ocurrencias tan desgarradoras.

La deuda con los generadores

El Gobierno ha pedido  a las empresas generadoras de electricidad tiempo para ponerse al día en los pagos de la deuda con este sector. Es una muestra de caballerosidad de un Estado que paga a esas empresas la energía más cara y menos eficiente y estable, y que muchas veces ha sido sometido al asedio de los apagones financieros. El país nunca ha sabido a ciencia cierta cuánto dinero cuesta mantener un sistema que es la principal retranca para el desarrollo y la competitividad.

Como el país está atado por unos contratos leoninos, debe apresurarse a ponerse al día con los generadores, pero sin dejar de insistir en la necesidad imperiosa de revisar esos contratos. Es impostergable que el Gobierno busque los medios para modificar la relación comercial que tiene con los generadores de electricidad. El país necesita una energía más estable, a precio justo y sin costos fantasmas.

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