Promesa de Silva de renovar la política atrae votantes brasileños

Promesa de Silva de renovar la política atrae votantes brasileños

La promesa de Marina Silva de depurar la política resulta tan popular entre los votantes brasileños que podría convertirla en presidenta en las elecciones de octubre. También podría dificultarle gobernar.

La exministra de medio ambiente de 56 años, que avanzó en los sondeos por la segunda vuelta electoral en las últimas dos semanas superando a la presidenta Dilma Rousseff, ha propuesto una serie de medidas para reducir el poder de los partidos políticos. Promete poner fin a la práctica de dar puestos a cambio de apoyo parlamentario, redibujar el mapa electoral, imponer el límite de un solo mandato a los presidentes y restringir las normas de financiación de campañas.

El riesgo que corre Silva es que su capital político se vea consumido por una resistencia profundamente arraigada a medidas de ese tipo, destinadas a controlar una cultura política caracterizada por el tráfico de influencias y feudos afianzados. Esto podría poner en peligro sus propuestas económicas, que incluyen la independencia para el banco central, una mayor disciplina fiscal y simplificar un sistema tributario inmanejable.

“Atenerse estrictamente a una rigurosidad moral le dará un gobierno minoritario, en tanto que abandonarla frustrará a gran parte de su base de apoyo”, dijo por teléfono Rafael Cortez, analista de Tendencias Consultores, de Sao Paulo, que ha contado entre sus clientes a Banco Santander SA, Odebrecht SA y HSBC Holdings Plc. “Su programa personal tiene mucho más que ver con la política que con la economía”.

Accidente de avión. Silva ingresó en la campaña presidencial el mes pasado cuando Eduardo Campos, el candidato original de su partido, murió en un accidente de avión el 13 de agosto. Rousseff la aventajaba por 38,1 por ciento contra 33,5 en una encuesta de MDA realizada los días 5-7 de septiembre que incluyó a los 11 candidatos que se presentan en la elección del 5 de octubre. La encuesta mostró a Silva 2,8 puntos porcentuales por encima de Rousseff en un cotejo cabeza a cabeza, como el que se produciría si tuvieran que enfrentarse en una segunda vuelta el 26 de octubre.

Además de otorgar autonomía formal al banco central para llevar adelante la política monetaria, Silva ha prometido controlar el gasto público y bajar las tasas de inflación más de la mitad hasta 3 por ciento.

Estas medidas tal vez no sean fáciles de implementar si se tienen en cuenta los criterios que aplicará, dijo, para ampliar una coalición de seis partidos que actualmente cuenta con apenas 32 de los 513 escaños de la cámara baja, dijo Alberto Ramos, economista principal para América Latina en Goldman Sachs Inc. La coalición de Rousseff tiene 340 bancas. “Ha dado todas las garantías que puede dar en cuanto a las políticas económicas”, dijo Ramos por teléfono desde Nueva York refiriéndose a Silva. “La preocupación del mercado se refiere a la gobernabilidad –no se puede hacer política sin políticos”.

Una inflación por encima de la meta y un crecimiento económico que se desaceleró desde 7,5 por ciento en 2010 hasta el 0,48 por ciento pronosticado para este año han empujado los niveles de confianza de empresarios y consumidores hasta el mínimo en más de cinco años. Las expectativas de que Silva intervenga menos que Rousseff en la economía generaron una recuperación del índice bursátil en Sao Paulo de 4 por ciento desde la muerte de Campos en la medida que su candidatura reduce la chance de ganar de la actual presidenta.

Sobre la base de las permutas de incumplimiento crediticio, el costo de proteger deuda de Brasil contra una falta de pago durante cinco años cayó 18 puntos básicos, hasta 140 puntos básicos, durante ese mismo lapso.

 

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