Prometen lealtad Raúl Castro

Prometen lealtad Raúl Castro

LA HABANA (AFP).- El movimiento obrero de Cuba prometió acompañar “por siempre” a Fidel Castro y aseguró que después de su muerte cerrará filas con Raúl para garantizar la continuidad de un socialismo sin espacio para “mercenarios” de Washington.

Los 1.457 delegados de los 19 sindicatos de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC, única) aprobaron, en nombre de 3,4 millones de afiliados, el texto que reza “acompañaremos a Fidel por siempre”, en alusión a la convalecencia del presidente de 80 años, sometido hace dos meses a una complicada cirugía intestinal. La Declaración Final del XIX Congreso de la CTC, que concluyó la noche del miércoles, después de tres días de sesiones, dice además que cuando Castro “ya no esté”, “estaremos de pie, en primera fila, luchando junto a Raúl”.

   Ese documento, que proclamó que la revolución socialista en Cuba “es invencible”, fue leído en la clausura del Congreso, con Raúl rodeado de los principales dirigentes del buró político y el secretariado del Partido Comunista (PCC), así como de miembros y funcionarios del Estado y del Gobierno.

   Raúl, de 75 años, sustituye provisionalmente a su hermano en los máximos cargos de poder desde el 31 de julio pasado, pero es constitucionalmente su reemplazo en caso de muerte o incapacidad. Los sindicalistas aseguraron que en Cuba “sólo habrá transición hacia más revolución, más justicia social, más socialismo”.

   En el discurso de clausura, Raúl Castro señaló que la transición que prevé el gobierno de Estados Unidos para Cuba es “un vergonzoso retorno a la basura del capitalismo neocolonial que impusieron en este país” hasta el triunfo de la revolución en 1959.

El también ministro de las Fuerzas Armadas aseguró que al coordinador norteamericano para una transición en Cuba, Caleb McCarry, a quien calificó de “interventor”, lo van a recibir en la isla millones de hombres y mujeres “fusil en mano”.

   Llamó a los disidentes “anexionistas asalariados” de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, mientras que los sindicalistas aseguraron en su declaración que “las calles y los centros de trabajo en Cuba son y serán de los revolucionarios” y “nunca podrán ser tomados por vendepatrias y mercenarios al servicio del imperio”.

   Pero más allá de la coincidente retórica política, el Congreso se vio marcado por aires de cambio y renovación, que sin giros políticos, llamaron a un trabajo más realista y pragmático, alejado de consignas.

   Lo primero fue renovar la dirigencia de la CTC, que durante la crisis económica de los años 90, llamada “período especial”, se mantuvo inalterable.

   “El Congreso se ha desarrollado en un momento histórico para el país, en una nueva etapa de la revolución (…), en la que se producen importantes y profundos cambios en la vida política, económica y social”, dijo el ex ministro de Trabajo Salvador Valdés, quien fue electo como sustituto de Pedro Ross, por 17 años en la secretaría general de la CTC.

   Valdés, un cuadro del PCC, añadió que “se imponen también los cambios en los métodos y estilos de trabajo, se impone una nueva mentalidad para lograr una transformación y perfeccionamiento integral del trabajo del movimiento sindical”.

   En forma explícita, durante el Congreso se dijo que la nueva etapa estaba precedida por el fin de la crisis económica, así como por un mejor escenario internacional, con las alianzas con Venezuela y China, así como con los triunfos de la nueva izquierda en América Latina.

   Pero de forma implícita y mirando al futuro mediato la nueva etapa parece incluir el escenario listo para una ausencia definitiva de Fidel Castro, en primer término, y de su hermano Raúl y la generación histórica, en un segundo momento.

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