Promoviendo el interés nacional en Londres

Promoviendo el interés nacional en Londres

Número uno en banano orgánico. Primero en cacao orgánico. Sin par en cigarros finos. Zares del ron importado en Rusia y España. Principal destino caribeño para el turismo europeo. Único socio británico en la industria cinematográfica latinoamericana y caribeña.

Inagotable es el mercado europeo para nuestros productos, siempre y cuando entreguemos la calidad prometida en el tiempo acordado. Generoso es el capital de inversión disponible, siempre y cuando nuestras leyes sean previsibles y duraderas. Gracias al Acuerdo de Asociación Económica (EPA) que tenemos desde el 2008 con la Unión Europea, en República Dominicana, sólo nosotros ponemos el límite.

Representar a mi país en el Reino Unido conlleva gestionar nuestro inmenso potencial, tratando de enlazar nuestra política exterior con nuestra Estrategia Nacional de Desarrollo y sorteando las barreras que nosotros mismos imponemos.

Un ejercicio reciente fue la cena anual del Consorcio de Productos Frescos (FPC), dedicada este año a nuestro país, que aglutinó a 350 representantes de la crema y nata del sector alimenticio británico. Con el generoso patrocinio de BritCham y de ADOEXPO y con nuestros mejores aguacates, chocolates, ron y tabaco, aportados por Agroindustrias Ocoeñas, Xocolat, Brugal, Ron Hispaniola y Davidoff, se produjo en el prestigioso hotel Savoy de Londres una verdadera fusión de culturas.

Con el FPC británico trabajaremos en lo adelante para producir comida de manera sostenible, cumpliendo al mismo tiempo con los estándares requeridos en el mercado de productos frescos del Reino Unido, cuyo volumen ascendió a £9,500 millones en el 2012.

Se podrá aprender, además, cómo hacer más eficiente nuestra cadena de valor agropecuaria y, lo que es más importante, cómo enseñar a nuestros niños a alimentarse bien, en el espíritu de la campaña del FPC para que coman en colores (http://www.eatincolour.com/index.php).

El resultado será una agricultura dominicana transformada, en capacidad de exportar más productos a la altura de las exigencias del consumidor británico.

Con la industria cinematográfica y el Ministerio de Cultura británicos se trabaja además en reproducir en el país esa rama del arte mundial que tan bien encarna el Reino Unido. En un mundo de gran diversidad cultural, la industria británica carecía de una cabeza de playa en el mercado de habla hispana, dominado hasta ahora por estudios brasileños, colombianos, españoles, estadounidenses y mexicanos.

La inversión conjunta británico-dominicana en los estudios de cine Indómina-Pinewood, en las playas de Juan Dolio, nos permitirá capturar una proporción creciente de las más de dos mil producciones anuales en el mundo. Nuestra Ley de Cine, cuyos incentivos han sido preservados en la reciente reforma fiscal, nos permitirá construir en el país esa capacidad en ciernes que tenemos. Y el Protocolo de Cooperación Cultural de nuestro EPA con Europa, nos permitirá contar con recursos adicionales para las coproducciones entre ambos países.

Muchos pensarán, no sin razón, que una industria rentable no necesita incentivos. En el mundo, sin embargo, otros países compiten agresivamente para atraer producciones ofreciendo generosos incentivos, aún teniendo capacidad y tradición en el cine.

La realidad es que, sin incentivos, la industria cinematográfica británica sería 66% más pequeña. Gracias a ellos, produce £4 mil millones anuales, creando 35 mil empleos altamente calificados en estudios cinematográficos que ya tienen 80 años de existencia. Por cada libra esterlina en incentivos se generan trece libras en ingresos fiscales (http://industry.bfi.org.uk/).

Si es que queremos tener una industria de cine de clase mundial, es necesario mantener en vigor nuestros incentivos por un período de tiempo lo suficientemente prolongado, permitiéndonos lograr la confiabilidad en la gestión de nuestros nacientes estudios, y agregarles valor con actividades nuevas que generen empleos, muchos empleos, para nuestra creativa juventud.

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