El FMI nos ha regalado un pronóstico optimista de la economía para 2018. Excelente noticia para un comienzo de año aunque en economía cualquier imprevisto puede alterar nuestros dulces sueños y arrojarnos a lo peor que puede ocurrirle a la ciencia económica: la incertidumbre y de ahí, en un momento, puede explotarnos en el rostro una crisis. Sí, el problema es que el sistema existe y funciona a través de crisis. Pero, seamos optimistas y esperemos que el buen tiempo realmente ocurra.
Efectivamente, de acuerdo a la agencia, la economía en este 2018 estará “más fuerte y mejor repartida” que en 2017 y alcanzará los niveles de previos a 2007 – 2008. Lo de “mejor repartida” recuerda que el buen desenvolvimiento esperado no se centra solo en las llamadas economías emergentes sino que las grandes potencias económicas registrarán buenos resultados y ello alentará a todo el sistema. Por el segundo trimestre del 2017 el FMI proyectó para 2018 un 3.6%, pronóstico que ahora confirma. Ya veremos si los ajustes que introduzca a partir del tercer o cuarto mes del año tiendan al alza o a la baja. De momento, en esta primera semana se ha visto al Índice de la Bolsa de Valores de Wall Street, alcanzar un máximo histórico de 25 mil puntos, continuación de varios récords que fue superando durante varios meses. Sin dudas una buena noticia, especialmente para los inversionistas, para los ciudadanos de a pie, los consumidores, solo significará algo si efectivamente se refleja en el desenvolvimiento de la economía. No es indefectible que la dinámica de los índices bursátiles conlleve auge económico. De hecho, la grave crisis financiera 2007 – 2008 también fue precedida por niveles récords en las Bolsas de Valores. La economía es una ciencia pero no es una ciencia exacta – como la física y la química -, es una ciencia social y en esta sus leyes, que las tiene, se manifiestan a través de la acción de individuos y estos, ya sea por percepciones erróneas o actitudes irresponsables, pueden descarrilar cualquier posible buen comportamiento. Se dice que los economistas solemos dedicar la mitad del tiempo a predecir qué va a ocurrir y la otra mitad a explicar por qué no ocurrió. No es que la economía sea una mala ciencia es que en ella, como decíamos, está la mano del ser humano. En economía una equivocación tiene efectos devastadores inmediatos pero su rectificación puede llevar años. Por ello hay quienes creen que se pueda estar conformando otra “burbuja”. Eufemismo con el que ahora suele referirse a la gestación de una posible crisis partiendo de un aparente buen comportamiento.
No seamos pesimistas a ultranza y esperemos que en nuestros países las élites políticas y económicas sepan aprovechar un nuevo período de bonanza para hacer lo correcto de manera limpia y transparente y que los desarrollados no ignoren que su salud económica depende en buena medida de la nuestra. Confiemos igualmente que los irresponsables se controlen.