Los pronósticos, que fallan cuando los supuestos no se dan, coinciden en que el crecimiento mundial es decepcionante, y que no somos excepción. Para el Banco Mundial nuestro PIB se reduce ocho décimas, en un punto porcentual para el FMI y neutro el Banco Central. Con la buena noticia de que la crisis terminará golpeándonos menos que a otros países, que la erosión del crecimiento y la pérdida estará muy lejos de la brutal caída de -7.2% para la región, -5.2% la economía global y -6.0% la de los Estados Unidos.
Tuvimos un arranque malo y el PIB cayó interanual -7.5% en enero-abril, número rojo que refleja el intenso desplome del gasto de consumidores, empresas y sector público. En lo que sigue interpreto los números. Asumiendo en el segundo trimestre el perfil alarmante de la economía hasta abril, el Banco Mundial y el FMI pronostican un avance lánguido en los últimos dos trimestres del año, setenta y cinco décimas menos que la media julio-septiembre y octubre-diciembre, 2016-2019.
Mientras el Banco Central, por las actividades construcción, hoteles, bares y restaurantes, principalmente, el crecimiento será más acelerado, veinticinco décimas menos que la mencionada media trimestral. Lo que comparto. Defiendo la política económica cuando es buena, como el agresivo estímulo monetario, está impulsando el consumo privado y la inversión, lo que llevara al PIB a crecer más, dejando atrás el apagón económico auto-impuesto.
No lo dicen, los Organismos Internacionales y el Banco Central tienen descontado que el sector exterior neto restará al PIB, coherente con la Organización Internacional de Comercio, anticipa que el intercambio global se encamina a un desplome de -13,4% en 2020, y el comportamiento de nuestro comercio exterior neto en el primer trimestre.
Las exportaciones totales flaquearon, crecieron 2.6% en valor (a precios corrientes) y 0.42% en volumen (a precios constantes), es decir, sobre el mismo trimestre, de lo que se deduce un aumento de precio del 2.18% (utilice el índice de bienes comerciables).
Las importaciones totales cayeron -4.3% en valor corriente y -2.12% en volumen por menor consumo de combustibles, reflejando, como dije, la intensa caída del gasto de los consumidores, empresas y sector público.
En suma, el sector exterior neto restó -1.70% (0.42% – 2,12%) al impulso del PIB en el primer trimestre de 2020, significa que el desplome de la demanda nacional se ubicó en el entorno de -5.8%.
Sobre los supuestos, en el segundo semestre no empeoran los muchos factores negativos que influyen, los riesgos globales no se conjugan con incertidumbre interna, como el clavo ardiendo de la batalla política-electoral para el 5 de julio y rebote de la pandemia.
Luego de las elecciones, las actividades regresan a la normalidad, lo relaciono con la familia comprando más de lo imprescindible. Lleva a consumir más si no hay percepción de que empeora la situación económica y política del país, y el abaratamiento de la cesta de bienes y servicios, vale citar que la inflación hasta abril cerró con una caída acumulada del -1.14% y 1.07% interanual, principalmente por los combustibles al calor de la baja cotización internacional del petróleo.
El reto es dejar atrás los malos pronósticos y recuperar el alto crecimiento para pagar la deuda y aumentar el nivel de vida.