SHANGHAI (EFE).- El ingeniero estadounidense de origen chino, Raymond Shaw, ha propuesto elevar, mediante tecnología hidráulica, los edificios coloniales británicos de la orilla oeste del río Huangpu, en Shanghai, para instalar debajo de ellos establecimientos comerciales, informó la prensa de la ciudad.

Shaw es conocido en Shanghai, donde desplazó en 2003 el edificio completo de la Sala de Conciertos municipal, para la construcción de una carretera, levantándolo del suelo mediante sistemas hidráulicos y moviéndolo más de 66 metros hasta ubicarlo en su emplazamiento actual.

La idea de levantar los edificios y colocar tiendas debajo «es técnica y totalmente conseguible, y puede crear más de 200.000 metros cuadrados de espacio para abrir oportunidades de negocio que traerían miles de millones de dólares» por su situación en la zona más visitada del corazón urbano, dijo al diario Shanghai Daily.

El conjunto de edificios de la avenida fluvial conocida como el «Bund», en inglés, o la «avenida de los extranjeros», en mandarín («waitan»), está formado sobre todo por sedes de bancos construidas en los años veinte, y fue durante décadas la imagen más emblemática de la ciudad que se llamó desde aquellos años la «Perla de Oriente».

«Es una pena que la zona ahora esté lejos de aprovechar totalmente todas sus posibilidades comerciales» debido a la necesidad de «proteger esos edificios con valor histórico», declaró el ingeniero.

El Bund se sitúa en un meandro del río en cuya orilla opuesta contrastan y se elevan los rascacielos del Shanghai más futurista, ya dentro de la zona económica especial de Pudong.

Shaw propone que para no alterar el aspecto original de la zona, una vez elevados los edificios históricos de la orilla oeste, se construya un techo a la altura del primer piso (al nivel del suelo actual), y que se amplíe como una zona peatonal, que pase por encima de la carretera de seis carriles de la avenida hasta la orilla.

Con esto, visto desde el agua, el Bund tendría casi su aspecto actual, sólo que con los edificios más altos y menos empequeñecidos ante el nido de rascacielos del barrio financiero de Lujiazui, en la orilla este.

El ingeniero asegura que «aunque el proyecto es improbable que empiece ahora mismo por sus proporciones gigantescas, espero que las autoridades lo tengan en cuenta dentro de cinco u ocho años, cuando la ciudad haya terminado muchos de sus principales proyectos de construcción, como las líneas del metro».

Shaw asegura que estuvo sondeando de manera extraoficial la opinión de las autoridades de planificación urbanística municipales, interesadas en sus ideas después de su éxito con la Sala de Conciertos tres años atrás.