Se propone que sea observado en todo el territorio nacional, “Un día de silencio, oración, meditación y ayuno”, para destacar y reafirmar que somos un pueblo que quiere vivir en armonía fraternal, y disfrutar de paz en convivencia familiar, grupal, comunitaria; y así, el pueblo dominicano en armonía general.

La cultura religiosa del pueblo se manifiesta de manera activa y pasiva por los creyentes y fieles seguidores de Jesús de Nazaret de las iglesias y denominaciones religiosas de Católicos Romanos, Bautistas, Metodistas, Pentecostales, Episcopales, Adventistas, Mormones, y otras de espiritualidad, sensibilidad, y de ética/moral, tradicional y normativa.

Los conglomerados religiosos, y las personas que responden a la modalidad de paz y concordia fraternal debemos ponernos de acuerdo, de manera voluntaria, pero fielmente decididos a determinar y observar un día dedicado a la concordia, al respeto humano, a la diáfana conciencia, la buenaventura, la justicia, lealtad coyuntural, y la mutualidad social.   

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Podemos estar en desacuerdo en muchas cosas en el diario vivir; pero, es de lugar propiciar un ambiente de concordia, confianza, liberad, integridad, felicidad, y bienestar general. Debemos comprometernos a luchar para que terminen las actitudes y actos de violencia que desgraciadamente se extienden en el ambiente, nos entristecen y avergüenzan.

La observación de un día, como la propuesta, debe prolongase por tiempo indefinido; pues, realmente esa condición de paz y armonía debe ser permanente. El Salmo 133: 1, es un estímulo para esa forma de ser, ya que   dice: “¡Vean qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!”