El periódico HOY ofrece espacio a profesionales dominicanos prominentes, para que compartan sus ideas en la serie llamada «Si yo fuera presidente…», la cual explora su visión a futuro de cómo ellos abordarían los problemas del país.
Aunque este ejercicio es imaginario, proporciona una perspectiva pedagógica valiosa sobre enfoques de políticas públicas que podrían resolver los desafíos nacionales.
Veamos las ideas del ingeniero Guillermo Caram para transformar la República Dominicana.
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Los servicios públicos
Caram abordaría como política pública la necesidad de reformar el sector energético, proponiendo hacer cumplir las leyes de incentivos a la inversión en la industria eléctrica.
Su propuesta incluye la integración vertical de generadores y distribuidoras por regiones, con el objetivo de mejorar la eficiencia y reducir los costos en el suministro de energía eléctrica.
El sector eléctrico
“Pudiéramos concebir un sistema integrado en que las generadoras también distribuyan, eso induciría una preocupación de los generadores en el cobro de la energía y para ello, naturalmente, habría que suprimir las Empresas Distribuidoras de Electricidad (Edes)”, como estaba previsto en los instrumentos legales anteriores, acota Caram.
La alternativa, plantea, sería cumplir con los principios de la Ley General de Electricidad, que establecen un mercado energético similar a una Bolsa de Valores, donde los generadores ofrecen energía a un costo determinado y los distribuidores la compran.
En palabras del experto, actualmente, el sistema favorece a los generadores, ya que el Estado les paga sin esfuerzo por bajar los precios, y hay cláusulas que limitan la competencia al determinar los precios de venta de manera burocrática.
Cuestiona la necesidad de garantizarle un margen de beneficio del 20% a los distribuidores y transportistas en el sistema de combustibles. Si Guillermo Caram fuera Presidente, dejaría este aspecto a la competencia, con el objetivo de fomentar una reducción de precios y una mejora en la calidad de los combustibles, como se observa en países donde los precios pueden variar de un establecimiento a otro, debido a la competencia entre estaciones de servicio, como ocurre en Estados Unidos.
El tránsito
En cuanto al transporte, Caram propone una serie de medidas para mejorar la movilidad en el país.
“Aquí hay un parque vehicular tremendo, prueba de ello son los tapones y sobre todo que tenemos un sistema financiero, incluyendo el banco del Estado que, a pesar de este parque vehicular tan abundante, se vanagloria y se satisface con la feria de vehículos y los préstamos para adquirirlos”. En un Gobierno suyo, autorizaría que los vehículos privados operen como públicos. Destaca que en lo que se alcanza un servicio de transporte público de alta calidad, “que incluye, a mi juicio, la liberalización de rutas, ¿por qué tenemos que estar supeditados a una ruta que dictamine el Estado cuando la espontaneidad y la iniciativa privada puede ofrecer alternativas mejores?”
Caram también liberalizaría los horarios de circulación, reduciría el uso de vehículos oficiales y promovería la circulación alternativa por día.
Asimismo, reubicaría las oficinas públicas en función de la residencia de los empleados, prescindiría de oficinas alquiladas y fomentaría el trabajo a distancia como medida para reducir la congestión vial y mejorar la eficiencia en el transporte.
Educación y salud
Caram se enfocaría en mejorar la calidad de la educación. Entregaría la administración de recursos a asociaciones de padres y amigos de las escuelas que estén debidamente constituidas y auditadas.
En el sector de la salud, entregaría la administración de recursos hospitalarios a comités integrados por representantes de la comunidad y profesionales de la salud, con el objetivo de mejorar la gestión y la calidad de los servicios de salud.
Medioambiente y ordenamiento territorial
Caram implementaría una política pública destinada a reducir la fricción espacial en las zonas urbanas, mejorar la gestión de residuos domésticos, detener la deforestación y controlar la contaminación ambiental y sónica.
Además, descentralizaría las inversiones hacia centros urbanos intermedios y pueblos para, “disminuir la presión migratoria sobre los centros importantes” y promovería un desarrollo más equitativo en todo el territorio nacional.
“Que se distribuya el gasto más equitativamente entre lo rural y urbano o entre lo regional y las grandes urbes. Cada vez que llega un inmigrante rural tiene una demanda de servicio público que la ciudad no puede ofrecer, entonces no tiene empleo, no tiene posibilidades de oportunidades de superación y ahí viene la delincuencia”.