Propuestas reforma BM son valiosas pero no suficientes

Propuestas reforma BM son valiosas pero no suficientes

El presidente Jim Yong Kim está tratando de reformar el Banco Mundial, una de las instituciones financieras globales que surgieron del histórico acuerdo de Bretton Woods firmado el 22 de julio de 1944. Está enfrentando una fuerte resistencia de las filas protectoras de sus subsidios para estacionamiento, viajes en clase ejecutiva y generosas asignaciones para comidas.

El mayor peligro para Kim es, empero, que será demasiado tímido.

Kim tiene razón cuando afirma que la misión dominante del banco debe ser ayudar a los alrededor de 1.000 millones de personas que subsisten con menos de US$1,25 diarios. La mejor forma de hacerlo es complementando al sector privado, no compitiendo con él.

El banco, que combate la pobreza prestando a los países en desarrollo para rutas, escuelas, represas y otros proyectos de obras públicas, está inflado y es burocrático, y ésos no son sus mayores problemas.

El propio banco admite que está luchando por mantener su relevancia ahora que muchos de sus clientes ya no lo necesitan.

El avance de la clase media en el mundo en desarrollo está atrayendo capital privado y reduciendo la necesidad de los países de pedirle prestado al Banco Mundial. Más de US$1 billón por año ingresa actualmente del sector privado y grandes obras filantrópicas a las economías en desarrollo.

La ayuda oficial al desarrollo, en cambio, asciende a US$125.000 millones. El año pasado, los nuevos préstamos del Banco Mundial alcanzaron menos de US$35.000 millones.

14 estudios globales. En los últimos meses, países africanos emitieron miles de millones de dólares en bonos públicos para financiar proyectos de obras públicas. Kenia vendió US$1.500 millones de euro bonos a inversores internacionales en junio, y podría haber colocado una cantidad cinco veces mayor.

El banco de desarrollo rival anunciado la semana pasada por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica es otro signo de que el Banco Mundial ya no ocupa el centro de gravedad económico.

A partir de este mes, Kim está cambiando la organización de seis regiones geográficas a 14 estudios globales, o áreas de conocimiento, como salud pública, energía, agricultura y gobierno. La idea es estimular una mayor colaboración transnacional de modo que un experto en generación de electricidad, por ejemplo, pueda asesorar a cualquier gobierno, ya sea en Asia o África.

Kim también piensa recortar US$400 millones, o sea un 8 por ciento, del presupuesto y unos 1.000 empleados en los próximos años. Al mismo tiempo, está circunscribiendo el objetivo del banco a erradicar la pobreza extrema y aumentar los ingresos de los más pobres un 40 por ciento en el mundo entero para el año 2030. Este cambio de objetivo es útil y muy esperado. Podría, no obstante, ser más ambicioso.

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