Proselitismo reeleccionista Vs. respuesta al declive y desgaste

Proselitismo reeleccionista Vs. respuesta al declive y desgaste

Muchos interpretan el proselitismo del presidente Fernández como intento reeleccionista, descartando otras motivaciones como la de contrarrestar el declive electoral que viene observando el PLD, provocado por desgaste gubernamental y la  posibilidad de agravarse ante dificultades económicas ya admitidas.

De conformidad con los resultados del último proceso electoral, el PLD aisladamente redujo su votación en 18,665 votos con relación a las elecciones del mismo nivel celebradas en 2006, al pasar de 1,399,266 sufragantes en aquel año a 1,380,601 en 2010.  Esto a pesar de incorporarse cerca de un millón de nuevos electores, principalmente juventudes, anteriormente tenidos como fortaleza del PLD y en los que ejercía una entusiasta fascinación que los llevaba a las calles a pedir dinero en latas pintadas convertidas en alcancías.

El Bloque Progresista, hoy en desmembramiento, obtuvo en las recientes elecciones 1,652,886 votos en la boleta congresional, que comparados con  los 2,199,734 votos alcanzados en 2008 descendió en 546,848 (un 33%.)

Esa votación fue incluso inferior a la sumatoria del número de beneficiarios de los programas sociales gubernamentales y empleados públicos, que sobrepasan los dos millones, infiriéndose que ni siquiera todos los beneficiados de los recursos del Estado votaron a su favor.

La votación obtenida con relación a la población apta para votar (6,116,397), fue 23%. Aún sumándole los aliados del Bloque Progresista, apenas llega a un 25%.

Si eso sucedió en la primera mitad del período presidencial, ¿qué será en esta segunda, cuando hasta funcionarios ya reconocen dificultades financieras subsanadas con endeudamientos que ya el FMI advierte la necesidad de “salvaguardar la sostenibilidad” de la deuda, mientras otras entidades otorgan bajísimas calificaciones a otros elementos que desmienten el carácter de sociedad civilizada y el progreso del que tanto nos vanagloriamos?

En este contexto, lo previsible es que el caudal electoral del PLD continúe decreciendo. Sobre todo ante un funcionariado que admite a posteriori advertencias negadas a priori, impidiendo la imprescindible capacidad de rectificación a las políticas públicas adoptadas, obligando con ello al jefe de Gobierno a lanzarse al  proselitismo partidario, terreno en que sabe moverse y en el que ha sido incuestionablemente exitoso.

 Pero de ahí a confundir este proselitismo con propósitos reeleccionistas hay un abismo que lleva   a incurrir en errores perjudiciales para la nación, puesto que contribuye a reforzar la percepción que estamos expuestos a un choque de trenes en los comicios del 2012 con secuela de retaliaciones y confrontaciones que habrán de obstaculizar el encaramiento de las urgencias nacionales, en lugar de estimular un relevo armonioso capaz de implementar políticas más justas para todos.

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