Protegen documentos del Archivo General de la Nación con estrictas medidas de seguridad

Protegen documentos del Archivo General de la Nación con estrictas medidas de seguridad

POR ÁNGELA PEÑA
Para Ramón Alberch Fugueras, director general de Archivos de Cataluña, no son exageradas las medidas de seguridad implementadas en el Archivo General de la Nación, como se queja un considerable número de investigadores locales que a diario se encuentran con que deben dejar en la recepción una identificación, bolsos, paquetes, registrar sus cámaras digitales, no llevar bolígrafos, sino lápices, firmar, vestir de forma apropiada, al margen de otras reglas que debe obedecer en la sala de consultas.

Las restricciones han sido impuestas por la nueva dirección de ese organismo. En la actualidad, celosos militares están ubicados a la entrada y en el vestíbulo, pero igualmente exigente es el personal de la sala de investigaciones, donde es obligación también escribir el nombre y llenar varios formularios de solicitud del material que se va a consultar.

El usuario no ha protestado, sin embargo, por el impedimento del uso del celular, lo cual es comprensible, aunque a veces se disgusta cuando le solicitan silencio, actitud que la mayoría acepta conforme. Otro motivo de disgusto de historiadores asiduos a esa institución es la tardanza en la entrega de la documentación solicitada.

Alberch Fugueras, una autoridad en materia archivística, cuenta que en su trabajo valoran las quejas cada año “y el noventa por ciento es que la gente cree que soy demasiado drástico, se me quejan por todo eso que usted dice. Reconozco que para un profesional honrado puede ser ofensivo pero yo, las dos veces que he pescado a dos personas robando en el Archivo, eran dos que me hubiera dejado cortar las manos jurando que no lo iban a hacer nunca, es triste, pero se comprobó que se llevaban unas cartas”. Ambos fueron denunciados a los tribunales y jamás pueden entrar a esa casa de cultura. Ahora, refiere Alberch, el caso está en lo contencioso, “pero el bien se recuperó”.

Manifestó que no sabe el tono en que los soldados y empleados del Archivo General de la Nación se dirigen al visitante, “si lo hacen con educación o con una sonrisa, lo que sí digo es que en Barcelona entran o con el carné de identidad o con una identificación especial y usted, cuando llega a la puerta, tiene unos cajones de los cuales se le ha entregado su llave, le decimos: deje todo ahí adentro y usted se queda con la llave”.

El intelectual, que estuvo de visita en Santo Domingo para transmisión de experiencias y para la firma de un convenio de repercusiones institucionales, justifica la nueva vigilancia “porque sólo una persona que cometa fraude, entre cien, es suficiente para hundirte uno de los proyectos más importantes, robarte un ejemplar de la Constitución, un pergamino, con uno que te robe ya te hundes, si pudiéramos decir que todo el mundo es honrado, pero el problema es que siempre hay alguien”que acude con intención de saquear un documento valioso, una foto, escribir sobre un periódico antiguo, cortar una información del pasado, llevarse libros, revistas, manifiestos…

“Nosotros a ustedes les llevamos muchísimas ventajas de seguridad archivística”, expresó y afirmó que allá el investigador no espera más de diez minutos por su pedido, siempre y cuando “vaya sabiendo con exactitud lo que pide”.

Estas medidas tomadas en el Archivo General de la Nación, donde ya se le ha prohibido la entrada mediante carta de la dirección a dos historiadores justamente por haberlos tomados in fraganti en falta grave contra el patrimonio documental, no es lo que más ha sorprendido al distinguido escritor español, que por considerarlas necesarias y normales ni siquiera había reparado en ellas. Él se marchó deslumbrado por cuanto ha hecho esta gestión en tan poco tiempo, aun cuando piensa que falta mucho por realizar.

Igual que en España

Enterado de lo que era el Archivo antes de la administración de Roberto Cassá, consideró que “es la misma situación en que estábamos en España hace 20 años, es decir, están pasando un proceso que ya hemos pasado, este es un momento demasiado histórico para la República porque por primera vez se toma conciencia del interés de los archivos”.

Se preguntó: “¿Qué ha pasado en España para que se superara esa situación? Lo que está sucediendo aquí ahora: que hay una voluntad política, en este caso del doctor Leonel Fernández, que un día dice: esto es una opción institucional” y en segundo lugar, agrega, “nombrar profesionales con eficiencia y conciencia para llevar adelante el proyecto”.

“Demasiadas veces el Archivo General era, para qué engañarnos, reducto de los pagos políticos del amigo, de un conocido, pero tiene que haber profesionales, expertos en archivística e historia, personas con un currículum, con una tradición detrás que puedan responder un trabajo profesional, los archivos tienen que ser una organización profesional. El día que el doctor Cassá y yo abandonemos, la satisfacción que nos queda es haber dejado una plantilla de profesionales con criterio, con metodología, que seguirá haciendo lo mismo con profesionalidad y sentido común, con eficiencia”.

Significó, empero, que “aquí no hay milagros, es necesario pedir recursos económicos y humanos. He visto chavales jovencísimos introduciendo información a toda velocidad”.

Cincuenta años antes

Ramón Alberch Fugueras es locuaz, rápido en sus expresiones. Su vasta experiencia le permite hablar con fluidez y propiedad de estos temas archivísticos que domina hasta en la terminología y la acción de las tecnologías modernas. Recorrió durante una semana las diferentes dependencias del Archivo General de la Nación, vigiló labores, impartió breves cursos, visitó al vicepresidente de la República, al secretario de Estado de Cultura y se muestra complacido del apoyo y el entusiasmo oficiales y del trabajo tan eficaz que dice se ha hecho en la institución en un periodo tan corto.

“Creo que la planificación es magnífica, el planteamiento muy práctico, aquí hay un proceso de remodelación del edificio a ver si pueden hacerlo con las capacidades necesarias, pero sobre todo, hay una operación que es la más importante: una organización del Archivo, y aquí se está haciendo un trabajo que tenía que haberse hecho 50 años antes, pero en fin, se hace cuando ha tocado hacerlo, que es poner en Solfa, es decir, describir adecuadamente, de acuerdo a la metodología internacional. Aquí se ha aplicado la ISAD, la norma internacional, los dos hemos coincidido, es la que toca. Digamos que todos los fondos documentales de la institución tienen una cierta prioridad para el Archivo Histórico porque es el más antiguo, el más relevante, y el que menos perdonable sería que se perdiera alguna información, y aquí ahora se está en esa operación de organización y descripción de los fondos”.

Digitalización, tecnología, formación de trabajadores, creación de una carrera universitaria de archivística, conservación, restauración, son términos empleados en la conversación del doctor Alberch Fugueras para describir lo que vio en su paso por el Archivo. “A partir de aquí, en el Archivo General de la Nación, dentro de unos meses se sabrá exactamente de que fecha son, en qué tipología están, con qué cuenta la fototeca, la hemeroteca, se tendrá un estado de la cuestión muy competente: se sabrá qué medidas de preservación adecuadas habrá que tomar para garantizar la perdurabilidad”.

Insistió en la creación de una carrera universitaria que forme archiveros. “Es un déficit que Roberto Cassá hereda y que tiene que resolver. En cualquier sociedad avanzada la gestión de los archivos requiere una cierta especialización y esto se puede crear a base de una formación universitaria, en coordinación con el Archivo, pero aquí tienen que salir generaciones de profesionales especializados”.

Para don Ramón, los gobiernos, municipios, provincias, son los principales beneficiarios de un archivo bien organizado. “El día que el gobierno quiera tomar una decisión, va a encontrar el documento adecuado, de ahí la pertinencia de la información, un buen archivo es la garantía de un proyecto para tomar decisiones adecuadas con las informaciones precisas. El Archivo tiene que servir de relatario jurídico y de acompañamiento informativo. Un buen archivo es un generador de beneficios, incluso a nivel económico. Si lo llevamos a términos contables sería un gran negocio porque impide que se tomen malas decisiones, que se pierdan pleitos en los tribunales, por falta de información”. Narró el caso de una inversión que se iba a hacer en Granada, suspendida cuando en los archivos que él dirige sacaron un estudio detallando que por las condiciones del suelo era imposible construir.

Alberch Fugueras piensa que en poco tiempo, el Archivo General de la Nación será un buque insignia que permitirá su irradiación a todo el sistema archivístico de la República Dominicana. “El doctor Cassá tiene herencia, como la tuve yo, de años de abandono, no es culpa de él, hay algunos años en que a los gobiernos no le ha interesado el Archivo. Pero lo que él está haciendo está correctísimo”.

A Cataluña, por su ubicación al Norte de España, muy cercana a Europa, y por una evolución determinada histórica, el mundo le ha dedicado mucha atención, muchos recursos económicos, muchos esfuerzos, en este sentido, dijo don Ramón, “coincidimos en que una parte de nuestra experiencia podría sLas personas que  acuden al Archivo General de la Nación tienen que llenar una serie de requisitos antes de poder estar en contacto con todos los documentos.er aplicable, en algunos casos, en el acompañamiento del proceso que ahora ha iniciado el gobierno del Presidente Leonel Fernández, que es la consolidación y mejora del Archivo General de la Nación”.

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