Proteger rápido a la porcicultura

Proteger rápido a la porcicultura

La legendaria alcancía del campesino pobre, cuyos haberes fundamentales a veces se reducían a lo que tuviera en su modesta crianza de engorde, creció a mucho más en este país. Millonarias inversiones en fincas y tecnologías colocan al cerdo, antes ordinario y enlodado, en piedra angular de una industria multiplicadora de riquezas y proveedora de un consumo también vasto.

Contra ese prodigioso desarrollo ahora aparece la Peste Porcina Africana, capaz de diezmar piaras con poderosa resistencia a los recursos de la veterinaria.

Aislar con prontitud los primeros focos, con eliminación de portadores colocados en reducidos espacios particulares, debe ser el primer gran intento de profilaxis con el que se impediría que el virus, que incluye variedades cien por ciento mortales, llegue a las granjas de alta producción.

Como renglón de la economía, hablar de porcicultura son cosas mayores, fuente proteínica para familias de todas las categorías de ingreso, generadora de materias primas para otra de las fortalezas del renglón alimentario que es la de elaboración de embutidos.

El país debe avanzar, sin restricciones sanitarias, hacia la exportación cárnica de esta especie, y economizar divisas a través de una autosuficiencia ganadera. Hay mucho que perder si no se impide la propagación viral que ha emergido para ensombrecer la porcicultura. En nuestra cultura y preferencias culinarias, el cerdito es un rey, sobre todo en Navidad.

Los cheques de las dudas

Por de pronto, el retroceder al papel de seguridad bancario con filas ante ventanillas y angustias para recibir remuneraciones por servir al Estado, hace tabla rasa con la gente. Embrolla al empleado que justifica la paga y al que no.

Está cuestionada su eficacia como mecanismo de filtración para obligar a todo el mundo a demostrar que existe y cumple religiosamente alguna obligación en el sector público. Está sabido que al reparto de cheques se están apareciendo “botellas” que cobran y se ríen.

Y para mayor cuestionamiento a los tumultos que obligan a los asalariados a sudar y pelearse en larga espera, póngase atención a la nueva casta conformada por “comecheques” que dan a entender a la opinión pública que el engorde irracional de la burocracia supernumeraria sigue tan campante como JhonnyWalker. ¿No querían cambio?

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