Un día como hoy, hace 51 años, 20-11-1961, surgieron las protestas en el inicio de la etapa democrática luego de 31 años de sofocante tiranía, cuando el día anterior Ramfis Trujillo abandonaba subrepticiamente el país, tras la barbarie de Hacienda Nigua.

Hoy las protestas se inscriben en el marco del rechazo de gran parte de la sociedad al déficit fiscal de RD$187 mil millones que no tienen justificación ni claridad ante el parecer de la inmensa mayoría de los dominicanos, incurrido por el entonces presidente Leonel Fernández.

También hoy asistimos al hecho insólito de que las protestas por lo aludido no la lidera el PRD, que es el partido opositor de envergadura, y el único hoy por hoy, a relevar al PLD del poder en una justa comicial, sino grupos de individuos bien vestidos, en su mayoría blancos, en un país donde el 87% de los ciudadanos es de color.

Me refiero a una clase media que ha optado por actuar motu propio, desengañada de quienes depositó su confianza y esperanza en la referencia de los dos partidos políticos que ganan o pierden unas elecciones.

El asunto fundamental es que las protestas deben conducirse con mesura y altura, con decencia y sin violencia ni provocaciones, porque entonces pierden su esencia y se desvirtúan, que fue lo acontecido cuando grupos se apersonaron frente a FUNGLODE y al Teatro Nacional, donde el ex presidente Leonel Fernández asistía al inicio de un festival de cine.

Tampoco tildar de mediocres a quienes protestan, como se decantó el ministro del Interior, José Ramón Fadul Fadul, porque esa misma categoría podrían muy bien devolvérselas los grupos protestatarios, considerando el sesgo fallido de su gestión, en que el crimen y la canalla ha demostrado ganarle la partida al monopolio de la violencia estatal.