Los últimos prototipos presentados en los salones del automóvil internacionales (los más futuristas) apuestan por vehículos tan inteligentes que harán innecesario el trabajo del conductor. El afán de la industria por adelantarse en el tiempo es una constante que desde hace décadas viene presentando tecnología futuristas y prototipos insospechados, proyectos inimaginables y soluciones inesperadas. Para los constructores hay casi una obsesión por adelantarse al futuro. Y de verdad el futuro que se vislumbra (a medio plazo, según los expertos del auto) está lleno de autos inteligentes, máquinas voladoras y extraños dispositivos de movilidad. Pero esto no es nuevo: la primera vez que ocurrió fue hace justo 80 años, en 1938, cuando Buick presentó el Y-Job, un auto entonces de línea futurista y tecnología impensable que la marca no pensaba comercializar: tan solo era un ejemplo de lo que el fabricante era capaz de hacer. Y consiguió lo que esperaba, atraer la atención sobre una figura novedosa y soluciones técnicas que darían origen a otras que sí incorporarían otros vehículos posteriores de la marca.
Pasado, presente y futuro. Desde entonces, las propuestas en los autos-salones se han repetido sin parar. Algunas eran tan disparatadas que se quedaron necesariamente en el camino; otras vieron la luz pero no cumplieron las expectativas creadas.
¿Qué ocurrirá con lo que las marcas están mostrando en la actualidad? En la pasada muestra del auto de Ginebra, se han visto modelos que pronto llegarán a las carreteras, pero lo que más ha llamado la atención son esos prototipos que ahora parecen imposibles. Vehículos capaces de analizar al conductor, aprender su comportamiento de él, tomar los mandos y el control del guía si es necesario, o echar a volar el auto para descongestionar el tráfico.
De hecho, la muestra suiza, que no deja de ser la más importante del año para el sector de la automoción, ha sido el primer salón del automóvil en el que se han mostrado abiertamente, junto a los autos inteligentes, vehículos voladores capaces de dejar la carretera para ponerse a volar. En este caso el PAL-V Liberty, ya listo para su comercialización, y el Pop Up Next, fruto de la colaboración entre Audi y Airbus, ya son autos voladores casi listos para tomar el vuelo.