Proyección de data global sobre alimentos enfrenta lucha difícil

Proyección de data global sobre alimentos enfrenta lucha difícil

Javier Blas
En agosto de 1791, George Washington, presidente de E.U., despachó una carta a varios “caballeros, los mejor informados sobre agricultura”, averiguando sobre los precios de las tierras agrícolas y el producto promedio de la misma tierra. Esta carta, en efecto, fue la primera encuesta agrícola de E.U.

El rápido avance de dos siglos y la tecnología han cambiado. Miles de estadísticos del Departamento de Agricultura de E.U. (USDA, por sus siglas en inglés) van a su trabajo armados con iPads en vez de lápiz y papel. Pero el objetivo sigue siendo el mismo: obtener data confiable sobre la producción agrícola.

Sin embargo, fuera de E.U., el mundo conoce poco sobre el nivel real de suministro, demanda e inventarios de productos básicos tales como maíz, trigo, arroz y soya.

El G20 de principales economías espera resolver el problema con el lanzamiento esta semana de un sistema de información del mercado agrícola (Amis), el cual recopilaría la data mensual global sobre el trigo, el maíz, el arroz y la soya. “Necesitamos información confiable”, dice Bruno Le Maire, ministro de agricultura de Francia, quien está dirigiendo la iniciativa. “Los mercados no pueden operar a ciegas”.

Mientras algunos países, tales como E.U., emiten data detallada y rápida, otros, que incluyen la Unión Europea y las naciones en desarrollo como la India, Brasil, Argentina y Rusia, están muy detrás.

China, el segundo mayor productor del mundo de materia prima agrícola después de E.U., considera el tamaño de sus inventarios un secreto de Estado.

Ahora, con los precios de los alimentos cerca de alzas récord, los legisladores temen que una brecha de información esté contribuyendo a los volátiles mercados de materia prima.

La falta de data, por ejemplo, ayudó a provocar un aumento en los precios en el periodo 2007-08, con los precios elevándose de menos de US$300 la tonelada a un alza de más de US$1,000 la tonelada, mientras los temores de una escasez provocan que los exportadores prohíban las ventas internacionales y los importadores acaparen la producción. Pero cuando, con el tiempo, mejores datos sobre la producción y las reservas estén disponibles, los temores de una escasez resultarían fuera de lugar.

El Proyecto Amis, el cual está al centro de la primera reunión de los ministros de agricultura del G20 de esta semana, enfrenta una lucha cuesta arriba.

El plan refleja un proyecto más antiguo del G8 dirigido a los mercados petroleros y que es conocido como “la iniciativa de data petrolera conjunta, o Jodi”, el cual está todavía luchando por su relevancia de 10 años después de su lanzamiento en el 2002.

El primer problema que enfrenta Amis es la falta de dinero. El borrador actual del comunicado del G20 establece que la iniciativa estaría basada sobre las estructuras y recursos existentes con el fin de evitar incrementar los costos y la duplicación de esfuerzos.

El proyecto estará ubicado en las sedes de la Organización de Agricultura y Alimento en Roma.

El segundo problema es la voluntad política. China, Rusia, la India y otros, están renuentes a compartir información, particularmente sobre las reservas, debido a que ellos temen que puedan perder el control sobre los precios.

 “En una gran cantidad de países, las estadísticas sobre los alimentos son un problema extremadamente político”, dijo Gerald Bange, presidente del Consejo de Perspectiva Agrícola Mundial del USDA en Washington. Aunque el comunicado establece que todos los países del G20 prometen compartir data, los oficiales dicen que no está claro cuánto Beijing compartirá.

El tercer y último problema, y probablemente el más difícil de resolver en el corto plazo, es lo práctico. Recopilar información sobre la producción agrícola es un minucioso trabajo estadístico que pocos países han llegado a dominar. E.U., Canadá, Australia y la mayoría de países europeos poseen la capacidad técnica, pero otros países, como es el caso de China, les falta experticio para hacerlo.

La operación de E.U. ofrece cierta pista sobre el trabajo estadístico que enfrentan muchos países en desarrollo. La próxima semana el USDA emitirá su “reporte anual  de acreage”, el cual mide cuánta tierra los agricultores del país dedicaron a cada producción. El reporte, que por meses influenciará los mercados de maíz y soya, es una enorme tarea.

El USDA entrevistó aproximadamente 75,000 agricultores, algunos cara a cara, otros por teléfono y algunos por correo electrónico, y visitaron alrededor de 11,000 parcelas de tierra de cultivo. Pero la data no es el único reto. Después de todo, los agrónomos y estadísticos también necesitan hacer sus propios juicios.

“Esto es tanto un arte como una ciencia”, dice Joe Prusacki, director de estadísticas del USDA, quien dice que  a la agencia le va mejor cada año con sus estimados.

Las claves

1.  Dato confiable

Miles de estadísticos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos buscan obtener data confiable sobre la producción agrícola.

2.  Nación cerrada

China, el segundo mayor productor del mundo de materia prima agrícola después de E.U., considera el tamaño de sus inventarios un secreto de Estado.

3.  Miles de agricultores

 Unos  75,000 agricultores, algunos cara a cara, otros por teléfono y algunos por correo electrónico,  fueron entrevistados en E.U.

G20 determinado evitar duras decisiones sobre agricultura

Javier Blas

Londres

El Grupo G20 de naciones principales está determinado a dejar de lado los problemas más polémicos sobre la política agrícola global, incluyendo los subsidios de biocombustibles y las prohibiciones de exportación, mientras una profunda división obstaculiza los esfuerzos por lograr un amplio acuerdo en la primera reunión de esta semana de los ministros de agricultura del Grupo.

La reunión de dos días que empezó el miércoles en París, llega después que Francia hizo de la seguridad alimentaria global y la regulación de materia prima un elemento central de su presidencia del G20 después de la crisis alimentaria del periodo 2007-08.

Sin embargo, los países tales como E.U., Rusia, Argentina, Reino Unido, Francia y Brasil, están divididos sobre cómo responder a los altos precios récord de los alimentos alrededor del mundo.

El G20 comisionó organismos internacionales, incluyendo el Banco Mundial, la Organización de Alimentos y Agricultura y el Fondo Monetario Internacional, para investigar cómo enfrentar los altos precios de los alimentos. Pero muchas de sus recomendaciones están por dejarse en el tapete.

El borrador del comunicado del G20, llamado “Plan de Acción sobre la Volatilidad de los Precios de Alimentos y Agricultura” y visto por Financial Times, contiene sólo vagas referencias respecto los asuntos más difíciles que enfrentan los productores agrícolas.

Mientras las naciones del G20 en gran parte están de acuerdo en lo relativo a la necesidad de mejorar la productividad agrícola y la transparencia, están en desacuerdo sobre los biocombustibles, las restricciones de exportación y también sobre la regulación de los mercados de materia prima.

El reporte del Banco Mundial y de la FAO ha solicitado al G20 eliminar las políticas que subsidian o mandan la producción o el subsidio de los biocombustibles. Pero, el borrador del comunicado sólo acuerda la necesidad de estudios adicionales.

Esto refleja el hecho de que el debate sobre los biocombustibles está enfrentando a E.U. y Brasil, que transforman el maíz y la caña de azúcar en combustible, contra Francia, Reino Unido y varios países en desarrollo, dijeron los oficiales.

Washington y Brasilia es improbable que cedan terreno en la reunión.

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Las restricciones

1.  El reporte del Banco Mundial y la FAO dice que “las restricciones de exportación por parte de los mayores exportadores de alimentos tenían fuertes efectos desestabilizadores sobre los mercados internacionales” y recomienda que el G20 los use sólo como una política de último recurso y bajo un estrecho marco de tiempo. El comunicado dice que el G20 acuerda eliminar las restricciones sólo para las compras de alimentos o para propósitos humanitarios no comerciales”.

2. Reino Unido, Japón e Indonesia desean una mención más fuerte y específica sobre el impacto que las restricciones de exportación pueden tener sobre la volatilidad del precio. Pero el grupo, es poco probable que logre un amplio acuerdo.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE ROSANNA CAPELLA

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