Pensar que la situación política venezolana se iba a resolver de un día para otro, en función de las movilizaciones internas, la proclamación del gobierno de Guaidó, la posición de organismos multilaterales, Estados Unidos y la UE, podría resultar un deseo no realizable en el tiempo que piensan algunos analistas, comentaristas y contertulios.
Podría ser que a mediano plazo las fuerzas internas actuantes, gobierno y oposición, puedan llegar a un acuerdo. Y que las presiones que se hacen externamente, contribuyan a lograrlo. Pero tomando en cuenta lo que existe. Su realidad.
¿Y cuáles serían las salidas posibles, tomando en cuenta la situación real? Podrían presentarse múltiples escenarios. Unos posibles y otros solo imaginarios. Por ejemplo: a) Lograr, en base a negociación, ponerle límites al gobierno de Maduro; b) Que las partes acuerden convocar elecciones en un plazo determinado; c) Lo que esperan algunos, en el sentido de que Maduro abandone Venezuela a corto plazo y le deje el campo abierto a Guaidó; d) Un golpe de Estado militar; e) Una intervención; f) Una guerra civil.
Porque como advirtió mi papá, cuando siendo muchachos muy entusiasmados con una crianza de gallinas que íbamos a iniciar, había que contar con el moquillo.
Con esto quiero decir, que en el caso venezolano, igual hay que tomar en cuenta el moquillo. Refiriéndome a los imponderables políticos. Porque las cosas allá, no necesariamente son tan iguales o parecidas a como se ven desde aquí o de fuera. Hay aspectos que aunque desde fuera se quieran analizar, no todo el mundo cuenta con los elementos suficientes para poder hacer un diagnóstico real de lo que sucede.
Es decir, que lo de Venezuela puede que no tenga un desenlace tan rápido como algunos quisieran, o como lo proyectan algunos medios de comunicación. Porque si los grupos actuantes, particularmente la oposición, heterogénea por cierto, siguen actuando entendiendo que de esa manera pueden lograr el objetivo de tumbar a Maduro o acabar con el régimen Chavista, no será tan fácil. Tendrían, además de apoyo interno y foráneo, que lograr apoyo en las Fuerzas Armadas. Si no lo logran, puede ser que las cosas se prolonguen más allá de lo que algunos piensan.
Solo mostrando gente en las calles y apoyo internacional, pero sin armas y militares dispuestos a cualquier desenlace, repito, no tan será fácil empujar a Maduro y al régimen a que abandonen. Porque eso de entregar el poder no luce tan bonito. Sobre todo tratándose de un régimen que se define socialista.
Pretender sacar del poder a un régimen que se define socialista y con apoyo de las Fuerzas Armadas, además del apoyo de una parte importante del pueblo, cosa que nadie puede negar, podría resultar una tarea complicada.
Pero igual podría complicarse la situación interna de Venezuela, aún logrando el objetivo inmediato de sacar del poder a Maduro. Porque no hay que olvidar, que una cosa es el gobierno de Maduro y otra cosa el régimen Chavista. Lo complejo del tema obliga otros artículos sobre el posible desenlace político venezolano.