Santiago, Chile. Las alarmas de la poderosa industria tabacalera se encendieron ante la posibilidad de que Chile apruebe una estricta ley antitabaco, que lo pondría junto con Uruguay y Panamá a la cabeza de América Latina, una región que acelera el paso en su lucha contra el cigarrillo.
A diez años de la entrada en vigencia del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el Control del Tabaco, la región donde se originó la planta y que alberga a varios de sus principales productores ha ratificado en su totalidad el convenio, con excepción de Argentina, Cuba y República Dominicana.
«Se está progresando muy rápidamente, eso no quiere decir que se han cumplido todos los objetivos» ya que «aún quedan algunos problemas que abordar», dijo a la AFP Armando Peruga, gerente de la iniciativa libre de tabaco de la OMS.
Uruguay rompió el hielo en 2006, transformándose en el primer país en Latinoamérica «libre de humo de tabaco».
Dos de las medidas implementadas por este país -extender al 80% las advertencias en las cajillas y limitar la venta a un único producto por marca- le valieron sin embargo un feroz enfrentamiento con la tabacalera Philip Morris (PMI), que en 2010 inició un inédito juicio que aún está en curso.
Fue la primera ofensiva de la industria ante la expansión de controles antitabaco en la región para bajar la mortalidad por enfermedades provocadas por el cigarrillo, que se estima matan a seis millones de personas al año.
Lo siguió Panamá, que en 2008 fue el primero en prohibir toda forma de promoción y publicidad -incluida la exhibición de productos tabacaleros- además de imponer fuertes impuestos a la industria. El país es el de menor prevalencia de consumo en Latinoamérica junto a Ecuador, con 4% cada uno, según un informe publicado por la OMS en 2015.