Las revistas literarias no son inversiones que dejen beneficios económicos, al contrario, implican gastos difíciles de reponer y quizás eso explica su extinción, que ha cerrado un espacio a escritores, pintores, dibujantes y otros artistas.

Pese a eso, Claudio Mena y el proyecto Moñerío se arriesgan a presentar un producto con el que buscan fomentar el interés por la literatura y que va más allá de una publicación semestral. Es un concepto que implica integrar ese género y las artes visuales.

Ya hubo una primera exposición de dibujos inspirados en textos poéticos y el trabajo seguirá con talleres, recitales y exposiciones.

Mena explica cómo surgió la idea. Dese 2011 a 2013 empezó a gestarse. A principios del año pasado la revista empezó como un espacio en internet entre amigos que colocaban sus trabajos en un blog, más con carácter lúdico.

“Empezamos a cultivar el pensamiento poético, en estos tiempos casi nadie se interesa por la poesía. Los jóvenes tienen muchas cosas que los entretienen y muchos ven la poesía como algo cliché”, expresa.