¿Proyecto MV-PRD?

¿Proyecto MV-PRD?

UBI RIVAS
Desde hace un tiempo, breve o extenso, como se desee precisar, flota en los ámbitos ariscos del PRD la posibilidad de organizar un proyecto político que conduzca la candidatura a la presidencia de la República para los comicios de 2008 al siempre activo ingeniero Miguel Vargas Maldonado. Profesional de éxito, constructor eficientísimo, Miguelito, como le llaman sus básigas y como en sentido general se conoce y responde, tiene todos los derechos ciudadanos para aspirar a la Primera Magistratura del Estado, como por igual lo disponen todos los que no son objetos de señalamientos discordantes o que estén sub-júdices, o condenados por los tribunales de Justicia.

Hasta la candidatura del agrónomo Hipólito Mejía, los candidatos del PRD fueron siempre “golden boys” del “líder indiscutible de los negros y los blancos” ido a destiempo, el inolvidable y carismático doctor José Francisco Peña Gómez, una figura humana simpar para retribuir bondades, especialmente a sus amigos.

Así, tanto el presidente Antonio Guzmán como luego el doctor Salvador Jorge Blanco fueron bendecidos por la democracia imperante entonces no solamente en el PRD, preciso es aclararlo, sino extensional al PRSC y al PLD, cotos privadísimos de tanto el doctor Joaquín Balaguer como del profesor Juan Bosch, y en cuyos predios no se movía una hoja del bosque de sus acólitos, sin que los líderes la soplaran.

Ahora, la coyuntura que enfrentaría el ingeniero Vargas Maldonado es una muy otra, habida cuenta de que en el PRD de hoy no hay líderes, y sí una tropilla abigarrada de dirigentes, duchos, curtidos en los vaivenes, tejemanejes y truchimanerías de la politiquería vernácula, tan semoviente, imprecisa, impredecible, tornadiza, quebradiza e insegura como un enorme pantanal de aguas peligrosas donde moverse constituye una hazaña para no perecer en sus entrañas lobreguísimas.

Ni siquiera en estos instante Hipólito Mejía puede dictar las normas procedimentales a seguir en el PRD, si tomamos en referencia la última pose en que el expresidente favoreció las medidas heroicas emanadas del presidente Leonel Fernández para paliar la gravísima crisis petrolera que sacude a la aldea planetaria, mientras la cúpula de su partido difiere, al interpretarla como atentatoria contra el desarrollo ni atisban resultados positivos.

Por lo menos eso fue lo que por separado, pero concordantes, emitieron tanto el ingeniero Ramón Alburquerque, una de las cabezas mejor amuebladas no solamente del PRD, sino del país, su presidente titular, y también por el doctor Orlando Jorge Mera, su secretario general.

Miguel Vargas enfrentaría, de ser cierta la versión de su posible aspiración como candidato a la presidencia de la República por el PRD, una cúpula intrapartido firme, con un avatar de faenas profunda en el tiempo, que es lo que produce consenso en el tamiz de los compañeritos de las bases, que son, a final de cuentas, quienes señalan en una convención, al candidato a la presidencia de la República.

Es decir, que Miguel Vargas tendría que empezar desde el primer peldaño y como militante raso, para empinarse gradualmente y alcanzar las posiciones cumbres a lo interno del PRD, sin un trabajo político propio que contribuya a esas comentadas pretensiones, y con la confrontación de los dirigentes de la talla de un Rafael Suberví Bonilla, con un trabajo político luengo, con una referencia espléndida que siempre ha sorteado, corriendo, el berenjenal de la política, sin pisar ninguna.

Enfrentaría a la doctora Milagros Ortíz Bosch, sin chance alguno para un proyecto político presidencial triunfador por la psiquis demasiado machista impresa en los dominicanos, pero que decidiría con muchos votos una aspiración presidencial a lo interno del PRD.

También enfrentaría al propio ingeniero Alburquerque, que aunque el PRD estatuye que los que detentan posiciones en la cumbre no son pasibles de aspirar a puestos electivos, sabido es que una renuncia a tiempo siempre es posible y catalizaría entonces a uno de los camajanes más recios que tiene no solamente el solar del PRD, sino del país, a la más alta posición política de la República.

Que no se hable de que los recursos son los que determinan por encima del trabajo político reconocido por las bases, porque ni Bosch, Balaguer, Jorge Blanco ni Mejía fueron ricos, solamente Guzmán lo fue, y esa es una creencia falsa, como que detentar una posición de mando en los partidos posibilitan el poder, porque ni Guzmán, ni Jorge Blanco ni Mejía la detentaron al momento de presentar sus candidaturas y triunfaron.

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