Proyecto Nizaíto: abandonado y despedazado

Proyecto Nizaíto: abandonado y despedazado

A finales de la década del 60 se contempló aprovechar las aguas del río Nizaíto, cerca de Paraíso en la provincia de Barahona, para mojar las grandes extensiones de terreno de las llanuras de Juancho y de la Sabana de Sansón, que permanecían desaprovechadas por falta de agua.

El proyecto comenzó a gestarse después de la ocurrencia del huracán Inés en septiembre de 1966, pero no fue hasta 1986, con el retorno del doctor Balaguer al poder que se diera inicio al canal de unos 25 kilómetros de longitud y una capacidad de un poco más de un metro cúbico por segundo. Toda esa cantidad de agua canalizada se perdía sin aprovechamiento útil, debido a que no fueron construidos los laterales de distribución en las parcelas. Solamente la laguna de Oviedo recibía la mayor parte de ese volumen, mientras el canal se comenzaba a deteriorar en sus revestimientos por falta de mantenimiento.

No fue hasta el inicio del presente siglo que se ocuparon en resolver la forma de irrigar unas 18 mil tareas de tierra fértil, mediante un moderno sistema de irrigación basado en parcelas cuadriculadas, y mediante compuertas computarizadas, enviarles la dosis de agua y los fertilizantes requeridos por el tipo de cultivo. La siembra de tomate y de sorgo se popularizó y eran complementadas con lagunas de acopio, bien impermeabilizadas con poliéster, asegurando una producción agrícola que debió ser el despegue de esa región para salir de la pobreza.

Desafortunadamente, como todas las cosas de la burocracia, el proyecto perdió el interés de los políticos. Entonces se produjo un despedazamiento y desaparición de los modernos equipos, en especial computadoras, plantas eléctricas, paneles solares, mangueras, etc., que fueron sustraídos, dejando tan solo las tuberías enterradas. Ahora hay un escaso aprovechamiento del proyecto de no más de 3 mil tareas con siembras de tomate y sorgo.

Es lamentable que una inversión cercana a los mil millones de pesos sea irrecuperable. No se vislumbra un esfuerzo serio para resucitar el proyecto y esa zona tan pobre pueda convertirse en el puntal para el desarrollo de la península, en especial por su enorme potencial turístico.

Las 3 mil tareas que se aprovechan han sido por el esfuerzo de los agricultores y de empresas que les han financiado siembras de tomate. Es necesario, que por el poco interés del INDRHI y del IAD, se establezca un organismo para devolverle la confianza a los moradores de la zona, que viven sumergidos en la pobreza. Ellos alimentan internamente su dolor, al ver de cómo fueron despojados de un sistema moderno de riego.

Por tanto, restaurar el proyecto a su corto esplendor inicial, requerirá de gran apoyo político y vigilancia. Pedir que aparezcan los responsables del hurto de tan valiosos equipos es arar en el mar, pero establecer responsabilidades sería lo menos que se esperaría de las autoridades, cosa que nunca ocurre, ya que todo queda en denuncias y amagos de acciones judiciales, las cuales nunca se ejecutan por ese gran manto de impunidades que envuelve a todos los políticos de todas las tendencias. Unos más que otros, saben beneficiarse en el disfrute de sus cargos públicos.

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