Proyectos estrambóticos

Proyectos estrambóticos

En el Congreso Nacional se mueven dos proyectos estrambóticos. El uno  pretende conferir a la licencia de conducir la categoría de documento de identificación general; el otro,  procura  que los electores, en la práctica,  voten con una especie de álbum fotográfico como boleta.

El de la licencia ha acarreado incluso una amenaza de interpelación a la JCE, algo totalmente disparatado. Constitucionalmente ella no es susceptible de serlo  pues es un órgano electivo y no nombrado,  como los funcionarios del Ejecutivo y  de los organismos autónomos.

Además,  los precedentes de 1980 y 1993 cuando se intentó la interpelación  lo reafirmaron: la JCE y sus miembros pueden ser únicamente cordialmente invitados pero no están obligados a asistir. Eso deberían saberlo muy bien los diputados, pues la documentación se encuentra en sus propios archivos.

Por más que se lea el proyecto y el mismo  informe de la Comisión de Justicia de la Cámara que lo estudió,  no se logran determinar  las razones por las que  se quiere que la licencia tenga categoría de documento de identificación.

En uno de los “considerando” del proyecto se hace mención que “en otros países”, sin especificar alguno,  la licencia tiene esa función. El  caso más cercano es el de Estados Unidos.  Efectivamente,  es práctica generalizada allí que la licencia, expedida por cada estado,  se utilice como un indicador de identificación por contener la  foto y la dirección del portador. Ahora bien, no por eso es documento de identificación pues no existe una credencial  nacional de identidad.

La obtención de una licencia de conducir no es un derecho.  Es un privilegio pues se otorga a quien demuestra un conocimiento y unas destrezas que son medidas en un examen teórico y práctico. Esa conceptualización es lo que permite su suspensión y/o revocación en casos de violaciones mayores. La licencia no la puede tener todo el que quiera.

La cédula es un documento de otras características. Todo dominicano que cumpla con la Constitución y las leyes tiene derecho al documento siguiendo el procedimiento y aportando su acta de nacimiento. Es, por tanto,  el único documento  de identidad  obligatorio para todos los actos de la vida civil y, en adición, para votar en las elecciones. La cédula ni se revoca ni se suspende.

Que la licencia tenga controles de calidad y seguridad es más que necesario para demostrar que se tiene calidad para conducir vehículos de diferentes tipos,  de acuerdo a las especificaciones. Pero solo eso.

En 1992 se unificaron la Cédula y el Registro. ¿Por qué ahora se quiere desandar ese camino? Si hay algo que peculiariza el tiempo en que vivimos es el robo de identidades.

Disponer de dos documentos de identidad con diferentes controles y emisores estamos abriendo la puerta a más desorden y, por supuesto,  a la delincuencia del narcotráfico.  No resuelve. Al contrario: complica. 

No se sabe cuál es el fondo que subyace a una iniciativa innecesaria e inconveniente salvo que sea la expresión de una malquerencia neurótica o de un afán de expandir y asegurar el negocio. 

Lo del álbum fotográfico para votar queda para otra ocasión.

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