El deterioro de lo fiscal hasta lo económico y la degradación social hasta moral en que se encuentra nuestra nación luego de la pasada gestión gubernamental hace imperativo una auto-regeneración partidaria que contribuya a la mayor justicia y eficacia de nuestra democracia.
Dentro de nuestro sistema de partidos, le corresponde al PRSC iniciarla por haber tocado fondo mientras otros mantienen declinación: En el PRD se agudiza la rebatiña interna, bullendo hasta la escisión y en el PLD aumentan las posibilidades de erupción luego que un senador oficialista inyectara combustible denunciando el secuestro de la organización.
Coadyuva a estos propósitos dos declaraciones emanadas de importantes instancias del PRSC: La primera, de su presidente, quien admitió implícitamente que esta organización ha estado atajando para que otro enlace, prometiendo detenerla. La segunda, de un cercano colaborador político y administrativo de éste, Padovani, estrella emergente de una nueva generación del reformismo dominante de la franquicia, quien propugnó por nuevas caras potencialmente aplicable tanto a la administración pública como a la conducción del partido.
En consecuencia con estas declaraciones y por haber tocado fondo, el PRSC constituye el partido llamado a iniciar la auto-regeneración partidaria dominicana.
Para ello se impone articular un accionar que dé respuesta a las exigencias del aquí y ahora dominicanos en función del contexto internacional, lo cual conlleva contribuir a la efectividad socio-económica de la democracia, superar las imperfecciones de un partidismo sumido en connivencias y complicidades así como tomar el relevo de una sociedad civil intrínsecamente limitada, por su propia naturaleza, a protestas y propuestas que casi siempre terminan en el saco del olvido.
Para ello tiene que aprovechar las experiencias observadas en nuestro litoral, especialmente las dinámicas auto-regeneradas del partidismo cuando llega a niveles de agotamiento similares al nuestro: La concertación chilena permitió alternar socialistas y democristianos en el poder igual que el peronismo argentino renovado a partir del reforzamiento provincialista de Kirchner. En Brasil y Uruguay otrora guerrilleros se nutrieron de partidos insertados en el sistema para conquistar el poder. En Costa Rica y Panamá reagrupamientos de organizaciones minoritarias permitieron alcanzar gobiernos, al igual que el hoy gobernante PP español.
También hay experiencias de lo sucedido cuando los partidos no se auto-regeneraron: el bipartidismo fue sepultado en Venezuela, la alternabilidad pactada entre conservadores y liberales en Colombia sucumbió, movimientos predominantemente indígenas desplazaron los partidos en el corazón andino compuesto por Ecuador, Perú y Bolivia.
Frente a un PRD a punto de escisión y un PLD de erupción, recae en el PRSC precipitar la vocación auto-regeneradora para salvaguardar tanto el sistema mismo de partidos como nuestra propia democracia.