Prudencia, legitimidad y comprensión

Prudencia, legitimidad y comprensión

Organizaciones populares han anunciado para el miércoles 28 del mes que discurre, el inicio de una jornada de protestas contra el Gobierno por el incremento en el costo de la vida, que ha hecho que muchas familias se encuentren al borde de la desesperación, ya que sus modestos salarios en pesos no les permiten adquirir las cosas más perentorias para su sostén, en razón de que los precios de los diferentes productos que componen la denominada canasta familiar han sido dolarizados.

Esta deteriorada situación no solamente está afectando a las clases más depauperadas, sino que la misma ha golpeado por igual a todos los ciudadanos que habitan la parte Este de la isla Hispaniola, a tal extremo que, para poder nivelar su presupuesto, las amas de casa han adoptado el sistema de llamar por teléfono a los lugares de expendio para conocer de los precios, o estar al acecho de los especiales que anuncian los supermercados, para ir a comprar los artículos rebajados. Nunca antes, que nos acordemos, se había visto algo semejante, en donde, hasta los sectores más pudientes están verificando los establecimientos en donde las cosas están más baratas.

En el pasado, alguna de las jornadas de protestas se le han salido de las manos a los organizadores, por la sencilla razón de que en este tipo de acción se cuelan elementos indeseables que lo único que les interesa es promover el caos, cobrar «un peaje» y atentar contra los bienes públicos y privados. Algunos conductores que se han negado a pagar «una contribución forzosa», han visto apedreados sus vehículos y hasta incendiados. Por eso, se debe apelar a la prudencia, virtud cardinal que señala las pautas para moderar con sensatez nuestra actuación.

Así como existen grupos anárquicos dentro de las movilizaciones de masas, de igual modo, dentro del orden público hay elementos que manifiestan un odio visceral hacia aquellos que con todos los derechos ciudadanos, de manera legítima manifiestan su inconformidad con la situación que los acogota. En tal sentido, provocan a los manifestantes, lanzan bombas lacrimógenas sin necesidad y hasta hacen uso de sus armas de reglamento, para según sus creencias «infundir respeto». Con esos escarceos lo que provocan es exacerbar aquellos que legítimamente reclaman la detención alcista del costo de la vida.

Las fuerzas del orden que intervendrán en las horas que dure la huelga, deberán actuar con comedimiento y sobre todo, con sentido común, ya que ellos deben estar conscientes, que esas protestas lo benefician también a ellos directamente, ya que los bienes y los servicios están tan caros para ellos, como para los ciudadanos civiles. Nos atrevemos a pensar, que si ellos no se unen, es por disciplina y obediencia a los altos mandos.

El Gobierno debe ponderar y atender los reclamos justos que le hace la ciudadanía. ¿Cómo es posible que el galón de diesel se venda a RD$ 66.00 y piense que el transporte no va aumentar de precio? Con el galón de gas propano a RD$25.00, nuestro caudal forestal corre un inminente peligro, al volver los sectores más pobres a la utilización de leña y carbón vegetal.

Como un grave desatino se debe considerar la solicitud del Partido Fuerza de la Revolución, que incita a la renuncia de nuestro Presidente. El actual mandatario fue electo para un período de cuatro años y eso constitucionalmente debe durar en ejercicio. Si ese partido considera que debe cambiarse, que solicite que el 16 de mayo, en el caso que él sea candidato, que voten por los candidatos que ellos crean puedan superar esta crisis y enrumbar el país por mejores derroteros.

Al presidente Mejía le ha tocado, indudablemente, trances muy difíciles por la ineptitud de un equipo económico a todas luces desfasado y que él ha defendido a rajatabla. ¡Craso error! Si él hubiese cambiado la gran mayoría de esos «burócratas» y escuchado a un pueblo que pedía esos cambios, talvez las cosas no estuvieran tan deterioradas como ahora. Amenazar con cambiar a estas figuras a sólo tres meses y medio de las elecciones, no cambiará para nada lo que se avecina.

Ojalá que la inminente y hasta deseada firma con el Fondo Monetario Internacional implique un alto en el desboque de la «prima del dólar». Cuando ya ha rebasado el medio centenar de puntos, sólo nos queda el recurso utilizado por los sudamericanos, cruzado por cruceiro o real. Peso nuevo por peso viejo, o el camino de Venezuela, 3.40 bolívares por un dólar hace unos años, a mil y pico largos en la actualidad. Presidente Mejía, escuche los legítimos reclamos de un pueblo, que ha tenido un comportamiento digno de mejor suerte.

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