¡Prudencia, prudencia!

¡Prudencia, prudencia!

Después de los haitianos, los dominicanos debemos ser las personas más interesadas en que la nación que comparte con nosotros la isla de Santo Domingo consiga el camino que la lleve a la normalidad perdida. Porque nunca como ahora podemos repetir que somos dos alas de un mismo pájaro.

Puede leer: Menos uso del poder y más entrega de fondos a partidos

Pero los dominicanos debemos conducirnos ante la crisis haitiana con prudencia, con mucha prudencia. La prudencia está definida así:

— “La prudencia es un valor que consiste en obrar con cuidado, de forma justa y adecuada. Ser prudente es actuar o hablar con cautela, con moderación, con previsión y reflexión, con sensatez, tratando de evitar posibles daños, y respetando la vida, los sentimientos y las libertades de los demás. El término prudencia proviene del latín prudentia, y significa cordura y previsión. La prudencia requiere un buen sentido común, templanza, sabiduría, discernimiento y aplomo”.

Ante una crisis tan dramática, tan estremecedora, que semeja un laberinto y que es la más compleja de las ocurridas en Haití en los últimos 60 años, como ha dicho recientemente el canciller Roberto Alvarez, los dominicanos debemos conducirnos sin abandonar ese gran valor que es la prudencia:

–Prudencia en el aspecto militar.

–Prudencia en nuestra política exterior.

–Prudencia en las declaraciones públicas.

–Prudencia en el legítimo derecho de salvaguardar nuestra frontera y nuestro territorio.

–Prudencia en los pasos que den nuestras autoridades superiores.

–Prudencia de los partidos políticos al tocar o aludir a la crisis haitiana.

–Prudencia en el trato que observemos hacia los cientos de ciudadanos haitianos radicados en el país, de manera documentada o no, y a sus descendientes.

–Prudencia de la prensa profesional y de parte de quienes desde las plataformas digitales emiten juicios y comentarios sobre la crisis haitiana.

No debemos perder de la vista que se trata de una crisis, la haitiana, que por su complejidad y confusión tiene hasta el momento un horizonte no muy claro. Es una crisis a la que se le está buscando una salida, y de seguro que necesitará de tiempo para encontrarla.

Más leídas