Prudencia y frugalidad

Prudencia y frugalidad

Dijo un gran filósofo que la mayor riqueza es necesitar poco. Ante el panorama económico delicado que vive el país y el mundo, los dominicanos tenemos que asumir una condición de vida morigerada.

Se trata de una forma disciplinada que debe ser cultivada.

En tiempos de abundancia la gente se mal acostumbra a vivir en el derroche. No nos damos cuenta que esto es tirar por la borda nuestras riquezas y recursos, algo que un día se resentirá y que nos hará falta.

Nuestra forma de vida y cultura no están montados sobre el criterio del ahorro o la prudencia, sino del gasto indiscriminado por la opulencia y el afán de exhibir lo material.

Hasta en el comer manifestamos un desorden. No se consume lo necesario para vivir sano, sino para satisfacer la gula desenfrenada. Tirar lotes de comida al zafacón ha sido las características de las sociedades y de las gentes ricas y pobres.

La ropa ya no se compra para cubrir el cuerpo. Se hace bajo la idea de llamar la atención por la clase y el valor de su precio. Muchos padres viven presionados por jóvenes que quieren cambio de closet a cada momento y con marcas exóticas y exorbitantes.  

Los ciudadanos tenemos que redefinir nuestro estilo de vida porque la realidad innegable es que las cosas han cambiado drásticamente en términos económicos. Caminar a pie, usar bicicletas, comer sano, conservar las cosas, ser medido en lo material, menos pretenciosos, más sencillos y menos ambiciosos son partes de las cosas que deben empezar a caracterizarnos como sociedad.

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