Prueban vacuna con mujeres del país

Prueban vacuna con mujeres del país

LAS GUARANAS, República Dominicana (AP).-  Al terminar su jornada en el modesto burdel, la prostituta de 42 años viaja a la capital para recibir una inyección que podría salvar no solamente su vida, sino posiblemente la de millones de personas en el mundo.

Julia Adams Fernández, madre de tres niños, es una de 175 prostitutas dominicanas que se prestan a como sujetos en un experimento que un laboratorio farmacéutico estadounidense espera produzca una vacuna contra el virus causante del sida.

Desde que se dedicó a la prostitución después de un divorcio hace 13 años, Adams ha visto a amigas y compañeras morir de la enfermedad. La prostitución es ilegal pero extendida aquí, mayormente ignorada por las autoridades.

«Es raro que alguien viva aquí y no sepa del sida y sus efectos»»»», dijo Adams, una mujer corpulenta enfundada en un vestido amarillo ajustado y labios pintados de rojo brillante.

Asustadas por una epidemia que devasta el Caribe a un ritmo sólo inferior al del Africa subsahariana, las mujeres pasarán gran parte de los próximos cuatro años viajando a Santo Domingo para recibir inyecciones y someterse a exámenes.

El sida es la principal causa mortífera de las personas de 15 a 44 años en el Caribe, y en el 2005 cobró 24.000 vidas. Y según las Naciones Unidas, casi tres cuartas partes de los infectados viven en la isla Hispaniola, que la República Dominicana comparte con Haití.  Por lo menos 70.000 de los nueve millones de habitantes de la Dominicana están infectados con el VIH _el virus del sida_ y la discriminación desalienta a muchos de examinarse o buscar tratamiento. Entre las prostitutas, alrededor de 3,6% están infectadas, aunque los investigadores han reportado cifras de hasta el 12% en algunas áreas.

Las prostitutas, reclutadas en hoteles para parejas en el país, se encuentran entre unas 3.000 personas en ocho países que prueban la vacuna experimental, una combinación de virus desactivados y genes del VIH de producción sintética que se supone instruyen al organismo a destruir las células infectadas.

Los participantes en el experimento del laboratorio Merck & Co., con sede en Nueva Jersey, no saben si reciben el fármaco o un placebo. Aunque los resultados sean promisorios, una posible vacuna tardaría varios años antes de llegar al mercado.

Las mujeres son compensadas por un día de trabajo perdido _unos 1.000 pesos o 30 dólares_ como también por alimentos y transporte. Algunas han abandonado el experimento, y la clínica suministra instrucción para la salud y regalos ocasionales como bolsas de cosméticos para prevenir que otras pierdan el interés. Para muchas de ellas, su mayor recompensa es el orgullo.

«Lo hacemos para el mundo»»»», dijo Lucila Mendoza Ovalle, de 38 años.

Los otros países donde se lleva a cabo el estudio _Perú, Brasil, Haití, Jamaica, Estados Unidos, Canadá y Australia_ presentan todos la misma cepa del VIH, precisó la vocera de Merck, Janet Skidmore. La cepa también se halla en Europa, lo que significa que una fórmula que dé resultado aquí podría tener un lucrativo mercado mundial. También se acaba de lanzar una prueba en Sudáfrica para ver si la vacuna podría tener efecto sobre las cepas africanas.

Todo riesgo a largo plazo tardará años en ser descubierto, pero una vez que los médicos explicaron que no había posibilidad alguna de contraer la enfermedad con la vacuna, Adams se apresuró en anotarse. Los participantes reciben tres inyecciones en los primeros siete meses del estudio, y luego deben seguir presentándose para cuatro años de minucioso escrutinio.

La prueba de Merck, actualmente en la segunda de tres fases experimentales _cada una de las cuales toma varios años_ es una de 17 patrocinados por la HIV Vaccine Trial Network (Red de pruebas de vacunas para el VIH), un grupo con sede en Seattle apoyado por el gobierno estadounidense. Después de décadas de búsqueda infructuosa, cabe la esperanza de que alguna de ellas reduzca la propagación del virus. El estudio «es un paso importantísimo, pero no el único»»»», dijo el Dr. Jorge Flores, jefe de investigación de vacunas en la división sida del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas. Destacó la importancia de la educación y la investigación de distintas estrategias, como el uso de microbicidas en el gel vaginal.  Aun una vacuna que reduzca el nivel del VIH en futura infecciones sería un triunfo.

«Una reducción del 90%, el 80%, va a ser aceptable por el momento»»»», dijo la Dra. Ellen Koenig, que dirige una de dos clínicas en Santo Domingo que prueban la fórmula.

Por ofrecer la esperanza de inmunidad al VIH, los investigadores no han tenido dificultades para hallar voluntarias en el prostíbulo de Adams en Las Guaranas, un pueblo de calles sucias rodeado de arrozales a 120 kilómetros al norte de Santo Domingo.

Muchas voluntarias fueron rechazadas debido a embarazos, presión alta o por estar ya infectadas.

Margarita Ramírez de los Santos, de 24 años, de Santiago, dijo que se convenció de sumarse al estudio por las infecciones de sida de su hermano y su cuñada, que murió el año pasado.

«Me preocupa mi salud»»»», dijo.  Mientras tanto, el prostíbulo de Adams insiste en métodos más familiares.

«Compramos preservativos por caja y las chicas se examinan frecuentemente»»»», afirmó. ¨Y si un cliente se niega a usar protección? «Le pegamos»»»», respondió con una sonrisa.

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