SAN JUAN (EFE).- Miembros de la Asociación de Psicología de Puerto Rico viajarán el próximo viernes al municipio de Jimaní, al suroeste de la República Dominicana, para evaluar la situación de la comunidad y ver qué tipo de ayuda pueden proveer allí.

David Pérez, presidente de la Asociación, dijo ayer en entrevista con EFE que la organización tiene la intención de proveer asistencia «a mediano y a largo plazo» a los habitantes de la comunidad afectada por las fuertes lluvias del mes de mayo.

El sicólogo explicó que, de ser necesario, la organización activará su Comité de Acción Social, que ha provisto apoyo emocional a individuos y familias durante situaciones de emergencia en Puerto Rico, como los huracanes.

«Haremos un primer viaje con un pequeño grupo e iremos a la zona del desastre para hacer una evaluación. Tenemos la intención de responder a las necesidades que tengan, sin imponerles lo que tienen que hacer, sino que ellos nos digan lo que necesitan», subrayó Pérez.

Una vez haya un «cuadro claro de la situación», la Asociación de Psicólogos proveerán el tipo de ayuda emocional que necesite la comunidad.

La organización ya estableció contacto con el Centro de Investigación y Apoyo Cultura (CIAC) de la República Dominicana, la Asociación de Promoción de Salud Pública (ASAP) y el Centro Dominicano de Estudios de Educación (CDEE).

«Queremos que esta cooperación sea a mediano y a largo plazo, porque las crisis no son momentáneas, sino que requieren seguimiento», abundó.

Posteriormente, la entidad regresará con un grupo de profesionales y voluntarios más grande para asistir a los afectados.

Recordó que en 2001 un grupo de psicólogos de la Asociación viajó a Nueva York, luego de los ataques terroristas a las torres gemelas. Allí ofrecieron servicios a familias afectadas por la tragedia del 11 de septiembre.

La Asociación también activó el Comité de Acción Social luego del paso del huracán Hugo por Puerto Rico en 1989 y durante los enfrentamientos de civiles y militares en la isla de Vieques, entre 1999 y 2003.

En esos incidentes, la asistencia de los psicólogos consistió en «una intervención breve, mayormente para estabilizar el sistema emocional de las personas», explicó Pérez.