Psiquis hambrientas y el poder político

Psiquis hambrientas y el poder político

Muchos de los hijos de nuestro país estamos en un estado de consciencia interna limitado que nos impide muchas veces ser ciudadanos pre claros de los que construyen, sirven y aportan a sus comunidades en lugar de servirse de ellas con egoísmo utilitario. Es un estado de atraso mental que nos lleva a pensar en sólo “aprovechar” “oportunidades” sin que jamás se nos cruce por la cabeza las necesidades de los demás, y el uso que le damos a los recursos ajenos.

O la responsabilidad intrínseca que supone el ejercicio de un cargo público.  Lamentablemente demasiadas psiquis hambrientas se han apoderado del poder político para servirse, sin distinción de partidos. El drama nuestro como colectividad empieza en nuestras mentes que no ven más allá de la “bonanza” material por la que demasiado gente parece dispuesta a hacer cualquier cosa. Es como si hubiéramos enterrado profundamente la consciencia, la compasión y el discernimiento en el mar de lo ilusorio.

La crisis (mundial) que nos afecta, se constituye en la mejor oportunidad para deponer esa actitud por demás dañina y pensar, sino en la colectividad, al menos en nuestros hijos y nietos. Sobre qué país le estamos dejando como herencia.  Sobre qué valores estamos construyendo su futuro.

Las denuncias de actos de corrupción, deberían ser tomadas con mayor seriedad y actuar de manera decidida y profunda intentando, sino radicarla, al menos frenar esta tradición que refleja nuestro egoísmo, nuestra falta de conciencia, de valores, de principios.

La  falta de educación, el origen de todos los males, se hace más evidente cuando llegamos a posiciones de mando y nos dejamos embriagar por el poder.

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