Público disfruta obra

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La vida está llena de esperas, de las que muchas veces no nos creemos protagonistas, pero lo somos. Esperamos progresos, amores, metas, dinero, pero en ocasiones, esperamos sin saber qué, aún conscientes de que esperamos.

Esas esperas son las que de manera reflexiva, sin dejar de ser graciosas, nos suben a las tablas los personajes de “La parada de guagua”, exhibida durante todo el fin de semana en el teatro Las Máscaras, con dirección de la veterana Germana Quintana.  El montaje trae como novedad dos jóvenes actores que muestran en sus respectivos papeles, que son grandes promesas de las tablas dominicanas: Félix Melián y Rafsil Mena. Junto a ellos con igual estelaridad, pero una experiencia probada, actúan: Lidia Ariza y José Manuel Rodríguez.

Lidia es Elsa, la madre de Luismi (Félix Melián), una fanática evangélica que no descansa de manifestar su fe, madre histérica, pero que como todo ser humano, tiene su historia. Espera una guagua en la parada junto a su hijo.

José Manuel Rodríguez es un señor fino, a quien según dice él mismo, se le dañó su carro, no tiene carga en el celular y se ve obligado a esperar la guagua. Reniega de los pobres y no quiere juntarse con ellos por considerarlos chusmas. Pero ahí está, en la misma parada.

Félix Melián es Luismi, el hijo de la evangélica, un chico que se peina constantemente, se mira al espejo y controla los ataques de histeria de su madre con pastillas de chocolate. Nunca se recuperó de la separación de sus padres y tiene la frustración provocada porque nunca le compraron un carrito que pidió cuando era niño. La Sofi, es Rafsil Mena, graciosa, profesional, entretenida en su papel de joven y golfa, con tres abortos de los que solo le duele que uno de sus amantes no le pagó la mitad del dinero de uno de ellos.

Ambos hacen la combinación perfecta junto a los veteranos que los acompañan.

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